No formo parte del mercado al que se dirige este vino de color azul forzado en la fermentación con colorantes naturales sintetizados, pero imagino que tal innovación formal tendrá sus adeptos y por lo leído es un vino amable y dulzón al paladar. Idea difícil de asumir la de intervenir en el color de un brebaje tan sagrado e histórico como el vino pero que se ha impuesto con fuerza en licores como el vodka y otros pensados para la discoteca, de modo que cabe pensar que entre un público joven y no tan atado a las tradiciones y costumbres del vino pueda calar más allá de una tarde de bromas en una cata a ciegas. Vale 10€ y pienso que la etiqueta con un perro-hombre no se si le ayuda... Mejor hubiera sido una transparencia al estilo de las botellas modernas de vodka que enalteciera el lado "azul". Sea como sea, han logrado lo más difícil en el mundo comercial: llamar la atención y generar noticia por algo en apariencia tan poco relevante como el color... pero es que en el...
Gastronomía