Pasear por el casco antiguo es la actividad favorita para mi familia, nos escapamos alguna tarde entre semana después del trabajo para ver anochecer en el malecón de Plaza Francia y más de un domingo circulamos por sus calles. . Es frecuente que los andares nos lleven instintivamente hasta Plaza Bolívar y tomar posición en la terraza del Casablanca para refrescarnos con una cerveza fría y pedir comida. Mientras esperamos la comida los niños juegan a las escondidas alrededor del conjunto monumental dedicado al Libertador. . La carta no es muy extensa y no se complican la vida pero casi todo lo que preparan está bien elaborado y resulta sabroso. A los pequeños les encanta la mazorca desgranada con crema de maiz dulce y queso gratinado y las arañitas. A nosotros nos gusta mucho los patacones barba roja, el carpaccio de atún con soja y gengibre, las almejas y el salmón tropical. . Muy buena relación calidad / precio, sobre todo teniendo en cuenta su impagable ubicación en la placita con má
Gastronomía