Tiene que ser un gran tinto el que se amolde a un asado de tanta magnitud como el lechazo castellano bordado al horno con maestría suprema por Can Ravell. Aceptamos la sugerencia del Mas Irene, un microcuvée de Parés Baltà de la D.O. Penedès, el mismo Josep Ravell me presentó el Absis de la misma bodega que fue el vino tinto que más me impactó el año pasado. Tenía mis reticencias al ser un vino de precio económico, creía que quedaría corto ante el combate del asado. Error, la compañía fue perfecta. Mas Irene une dos fincas muy especiales de viticultura natural de la familia Parés Baltà de las bordelesas Merlot y Cabernet Franc. Vinificadas por separado y posteriormente criadas en barricas Allier de grano fino. Complejidad, intensidad y poder nada reñidos con sedosidad en la textura, elegantes matices de frutos rojos maduros, especias y valores ahum ados nacidos de tan fina barrica. Hubo lágrimas tintas de emoción para un vino y bodega que esconden grandeza tras unas etiquetas
Gastronomía