ABEL MENDOZA MONGE es de aquellos elaboradores al que quizás le hubiera ido mejor nacer en regiones con menos corsé en esto del vino desde que se trazan las normas a través de las DO. Pero nació hijo de viticultores y con un pedigrí riojano de esos que dan pueblos como San Vicente de Sonsierra que son el corazón del corazón en esta tierra de tintos que han dado la vuelta al mundo. A priori tocaba ser un continuista de arraigos y tradiciones, pero más bien ha hecho eso y todo lo contrario: personalidad propia y ganas de transgredir en el concepto pero en comunión a las formas más ancestrales. Unas pocas hectáreas, parcelas divididas, pero eso sí, de viñedos octogenarios con mucha vida por enseñar si se aplican los criterios de aquellos monjes medievales de la Borgoña aferrados al "ora et labora" que por un pacto secreto con el diablo le regalaron al mundo vinos con vida eterna pero limitados en su difusión a solo unas pocas micro parcelas encantadas. Los Monjes cambia