Este pequeño espacio gastronómico situado cerca del parque Omar de la capital panameña tiene estilo y personalidad propia y merece perpetuarse en la oferta culinaria como un valor seguro por el esmerado cuidado que las dos protagonistas, en sala y cocina, imprimen en cada uno de los detalles para hacer que la experencia pueda ser calificada como algo muy especial. . El lugar es minúsculo pero tan bien diseñado que uno jamás siente estrecheces, parte de la sensación de amplitud está provocada por un largo espejo que relaja la vista a los comensales que se sientan de cara a la pared ya que permite observar todo lo que sucede a sus espaldas. Una táctica interesante que permite duplicar el espacio. . A nivel gastronómico, la chef Clara propone su punto de vista sobre la cocina norteamericana contemporanea. Según mi experiencia, se podría hablar de "sentido y sensibilidad", fogones muy femeninos, cocina basada en los detalles. No hay pomposidad ni barroquismo, proponen simplicidad...
Gastronomía