Entre mis pequeños vicios que provocan el deseo de colección o permanente tenencia en casa está el ron de las costas e islas del Caribe, los quesos de todo el mundo con especial inclinación por Francia, España e Italia. Jamón y embutidos de cerdo ibérico (ya casi estoy terminando el cargamento navideño, suerte que en agosto viajamos de nuevo a Barcelona), vinos en todos sus orígenes, aceites de oliva de España e Italia, y el más pequeño y sazonado de estos vicios: la Flor de Sal . . En estos momentos la variedad que tenemos en casa es fantástica, debido sobretodo a la relación que mantengo con una pequeña tienda especializada en Palamós, en la comarca del Baix Empordà de Girona. Desde hace años en casa siempre disponemos de Flor de Sal de las especiales salinas de la Camarga francesa , con ella coronabamos un pescado y las carnes a la parrilla para amplificar los sabores de estas recetas en donde se busca la máxima expresión de la calidad de la materia prima. El toque final de aceite
Gastronomía