Oriol Serra Nadal - La Cuenta, por favor

Si Alex Atala fue el protagonista absoluto en lo que a la cocina se refiere. En la sala del D.O.M. además de sus explicaciones detalladas sobre cada plato que aparecía, compartió atenciones, generosidad y protagonismo con el sommelier José Maria Lopes. La petición era el disfrute y conocimiento del vino que se elabora en Brasil, ello generó emoción en el trabajo del sommelier por tener la oportunidad de demostrar el nivel actual de la viticultura brasileña. Disfrutamos muchísimo con su criterio de selección y lo más importante, todos los vinos estuvieron a la altura del ágape. . Los vinos que eligió para la degustación fueron el Excellence Brut Cuvée Prestige de Chandon para la ensalada y la ostra. Los blancos seleccionados fueron el Salton Gewürztraminer reserva especial 2005 de Vinicola Salton de la región de Serra Gaucha para el risoto líquido y el consomé de hongos. De la misma casa para el surubí pintado y el palmito armonizó el Chardonnay Salton Volpi 2007 . En los tintos el P

Alex Atala. 25 de junio 2008, restaurante D.O.M. Sao Paulo (Brasil) Después de una cálida bienvenida que demuestra su carácter desenfadado y nos enseña a un perfecto maestro de ceremonias, el chef nos interroga para conocer nuestros deseos, como queremos experimentar el ingreso a su universo culinario. La negociación es bien sencilla: nos ponemos en sus manos para hacer un recorrido que nos permita apreciar desde la mesa las constelaciones más rutilantes de su vía láctea, de su alma amazónica y rumor brasileño. Atala nos condecora antes de empezar convocando a sus lugartenientes para indicar que desea complacernos con el menú de degustación especial para los amigos y que además algunos de los pasajes que nos va a ofrecer solo aparecen en el escenario en ocasiones bien especiales... solo añadí una última ilusión: compartir la comida con los mejores vinos de Brasil... no hay mejor lugar para que este país desenfunde sus más preciados tesoros. Que el agasajo sea tan espontaneo me impacta

Hay quien gusta coleccionar objetos, le gusta comprar ropa, carros, joyas, aparatos tecnológicos, apartamentos u otras propiedades... no tengo nada en contra... pero a mi, la verdad, nada de eso me importa realmente y simplemente le confiero un estricto valor utilitarista. Lo que me obsesiona es coleccionar experiencias, vivir y alimentar el alma y el corazón con el sabor que todo ello. Ese es el principal destino de mis inversiones en tiempo y dinero, un territorio incorruptible con uno mismo donde viajar, comer y beber ocupan la cúspide de mis anhelos. Actividades que por suerte o por desgracia son efímeras pero pueden llegar a ser eternas en el paladar del tiempo como aquel primer beso de amor. . Explicarlo es el mejor método que conozco para fijar lo vivido de forma mucho más nítida en los rincones de la memoria, luego aquel incierto juego con el paso de los años hará que sea selectiva. En estos momentos solo aspiro a que días como el vivido el pasado 25 de junio en un futuro lejan

El último día de mi estancia en Brasil quise conocer el restaurante eñe de los hermanos gemelos y cocineros catalanes Javier y Sergio Torres . Situado en la Rua Mario Ferraz del barrio Jardim Europa, uno de los más exclusivos de Sao Paulo. Había oido hablar de su aventura en Brasil y su corto pero gran éxito entre los aficionados paulistas bajo su propuesta de nueva cocina española con el formato de tapas. Todo empezó en un festival gastronómico en el Hilton de São Paulo, los gemelos sorprendieron a todo el mundo con su audaz propuesta y después de repetir nuevas visitas a Brasil, ganarse el aprecio y el reconocimiento de todo el mundo acabaron formalizando junto a dos socios españoles el proyecto eñe. El día a día lo dirije el asturiano Arcadio Martínez junto al control periódico de los chefs que después de una intensa etapa inicial que requería de su presencia para formar al equipo de 10 cocineros, ahora que el proyecto está bien asentado se trasladan constantemente de Barcelona a S