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Mostrando las entradas etiquetadas como mario castrellon

Regresó Maito: Alegría en la mesa panameña

. Hace meses escribí una elogiosa crónica de Maito, probablemente la más apasionada fruto de la emoción del descubrimiento de este restaurante. Ha pasado el tiempo y después de decenas de visitas (perdí la cuenta) me considero un viajero frecuente en un restaurante que es uno de los valores más firmes de Panamá y que bajo nuestro criterio logra siempre satisfacernos en lo gastronómico y en todo lo que incluye la "experiencia" de visita a un restaurante. Forma parte de mi agenda de "lo mejor que ofrece Panamá" cuando recibo amistades de otras latitudes sabiendo que su reacción será apasionada con palabras que siempre llegan a conclusiones parecidas: "No imaginaba que pudiera existir algo de este nivel". Más allá de los compromisos de este cicerone de la mesa, Maito forma parte del paseo semanal con la familia hasta el punto de que mis hijos cuando les preguntamos donde quieren ir a cenar responden con los ojos abiertos: "maiiiiiito". De hecho el

Restaurante Maito. Silencio, que canta Castrellón !!!!

El chef de este restaurante en su haber tiene 2 casos de éxito que no pude experimentar por ser anteriores a mi residencia en Panamá. Pero algo me llamaba la atención: los estudios en Sant Pol de Mar en mi Barcelona. He conocido en este continente a otros jóvenes egresados de esta institución y sin excepciones su cocina forma parte de mi agenda de visitas frecuentes gracias a un elevado listón de calidad y exigencia que colma mis aspiraciones. . Castrellón se suma al pedestal de mi ocio gastronómico porque su cocina tiene alma mediterranea en lo que a vanguardia ibérica se refiere y en el trato casi místico hacia las materias primas, pero también es caribeño en lo irreverente de las combinaciones y contrastes, en el uso de ingredientes autóctonos y en una "alegría" sobre el plato que reconozco ya como parte de la magia que supone elegir estas latitudes como escenario de vida. . Este Mario, panameño con aire barcelonés, es el yin y el catalán que les cuenta esta historia, q