Ir al contenido principal

La Jarana. Cocina peruana casera para esperar lo mejor

Parto de la base de que soy un fanático de la comida peruana y suelo hacer visita un par de veces al mes a mis favoritos en la ciudad. En el caso de La Jarana me daba una cierta pereza ir a comer porque si bien me había recibido por distintas amistades buenos comentarios sobre la comida, siempre se recalcaba el "pero" del servicio y la lentitud de la cocina, algo que personalmente no soporto y que en ocasiones incluso provoca que me vaya de un lugar sin comer. Por este motivo demoré tanto la visita hasta que la semana pasada me armé de paciencia y lo visité.

El servicio no es amable, más bien inexpresivo, la comida tardó en llegar pero como estábamos en familia, el juego con los niños hizo más grata la espera. El restaurante estaba lleno y no se veía entrar y salir platos de cocina a buen ritmo, casi nadie comía...

Cuando aparecieron los platos se abrieron nuestros ojos: impactante la cantidad de comida que ponen hasta el punto de que pensamos que seriamos incapaces de terminar los 4 platos que pedimos. Normalmente cuando veo mucha comida en la mesa pierdo el hambre por un "exceso visual" que me genera estres, por eso prefiero platos pequeños que aparezcan de uno en uno, o máximo de dos en dos, eso me permite disfrutar de la varierdad de propuestas de un restaurante y a la vez el apetito se extiende hasta el punto de atacar menús de más de 10 platos.

El caso es que los calamares rebozados, la Jalea, el ceviche de corvina a la huancaina y los langostinos con ají de gallina en sus formatos familiares desaparecieron en pocos segundos, estaban todos buenisimos, especialmente perfecto el pescado de la jalea y un ceviche rústico y casero en donde cebolla morada y huancaina combinaron a la perfección. La cumbre fueron los langostinos con ají de gallina y arroz, ligeramente picante, estupendo y ya con ganas de regresar para centrarme de nuevo en este plato.

Queda incorporada a mis rutas gastronómicas esta Jarana, no importa si son antipáticos o hay que esperar. éxito!!
.
El dato: El restaurante La Jarana está en San Francisco, en la calle 78 esquina con la Calle de los Fundadores.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Licor de Merda. el "secreto" mejor guardado

"El descanso del Guerrero" es el slogan publicitario del Licor más escatológico del mundo, de regalo con la compra de 3 botellas un práctico orinal El hombre ha utilizado a lo largo de la historia todo tipo de materias primas para la elaboración de licores, normalmente del reino vegetal, pero también en algunas fórmulas bien conocidas los protagonistas son del reino animal, insectos, gusanos, escorpiones, serpientes (recuerdo un licor de serpiente cobra que me regalaron desde Vietnam)... pero lo que nunca imaginé es que la materia prima pudiera ser tomada del propio ser humano y del principal de sus deshechos... la merda. Ayer en una despensa de licores me topé de frente con una botella de Licor de Merda de los años 70 que su propietario portugués guardaba como oro ya que años antes la habia conseguido en una licorería de Portugal. Para ese hombre fue la confirmación de un cuento antiguo que no acababa de creer y se hizo con un ejemplar pagando por ella una fuerte suma. A

Pedir la cuenta en un restaurante, un signo globalizado

¿Cómo pides la cuenta en un restaurante? De Barcelona a Toquio, de Nueva York a Buenos Aires, a menos que el camarero esté a nuestro lado y verbalicemos la petición, el signo que realizamos es un código fundamental de la cultura humana global: los dedos pulgar e índice unidos acompañado del movimiento rápido y en vaivén de la mano con el brazo ligeramente alzado hasta conseguir la atención y asentimiento del servicio del restaurante... por mucho que le doy vueltas, no encuentro otro signo gestual más universal y difundido que este, posiblemente solo superado por el SI o el NO gesticulado con la cabeza al comprobar si el contenido de la cuenta es el esperado.

Olio di Sansa di oliva: Estafa en los anaqueles

¿Alguien me entiende cuando digo: " Setze jutges d'un jutjat mengen fetge d'un penjat "? En realidad no digo nada, es solo una frase para poner a prueba a los que intentan aprender pronunciación catalana. Pues bien este "trabalenguas" tiene un significado tan oculto como el producto que se esconde tras las etiquetas de botellas de " olio di sansa di oliva ". El mercado venezolano va a inundarse de este tipo de aceite "de oliva". La empresa que gestiona los permisos sanitarios de mis productos comentaba esta semana que en el Ministerio de Salud existía una gran cantidad de expedientes pendientes de aprobación de aceite de orujo de aceitunas. La razón principal es que el precio del aceite de oliva virgen ha subido mucho por la escasez provocada por las heladas del pasado invierno en la cuenca mediterranea, por tanto muchos importadores se han decidido a incorporar un subproducto derivado de la aceituna que podriamos catalogar como el más in