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El apellido Ciniglio lleva generaciones asociado a buena restauración italiana en Panamá y el chef Rafael una trayectoria impecable gracias a valores inmortales en la vida y en la profesión como la generosidad, honestidad, conocimiento y excelencia. Viví la etapa final de su trattoria America en la que se confesaba abrumado y cansado de capitanear una nave de tamañas proporciones, soñaba entonces con un año sabático y un tiempo de reflexión para reiventarse.
Decidió entonces el salto de una rama a otra y en ese breve vuelo nos generó incógnita, ¿regresaría el gran capitán a la cocina?. No ha sido necesario sufrir mucho, pronto vimos una crisálida en las antiguas instalaciones de la comida para llevar, obra civil y carpintería ejecutada con rapidez, para una mañana esplendorosa ver el despliegue de alas de un "farfalle" vigoroso con nuevo nombre y subtítulo:
La Vinoteca, porque ahora decide colocar con orgullo su pasión, conocimiento y magisterio por el vino en el frente de su aventura; La Cucina di Ciniglio, como evidencia de que Rafael regresa iluminado para proponer experiencias entre vino y gastronomía.
Gran cocina y cava de vinos, pequeña sala, pocas mesas y comensales privilegiados para un nuevo formato intimista, personalizado, familiar, todo en un teatro de la vida de reducidas dimensiones para que el chef se sienta como en casa, viva la vida como un gran regalo y nos haga sentir agasajados en una fiesta que no se paga con dinero.
En la liturgia aparecen entrantes ríos como el paté de campaña (no lo quiten de la carta), aguacates con langostinos, crostini con cebolla caramelizada. Primeros como las almejas del chef (categoricamente afirmo, las mejores de Panamá), pastas como los raviolis de salmón para pelearse con quien sea por una porción extra y principales como un ossobuco que es motivo de regreso. Tiramisú y cassata para el cierre dulce. El servicio impecable y de alta escuela
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Regresó enorme el gran Ciniglio en su pequeña Vinoteca.
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