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La Vitrola, sabores y sonidos del trópico

La Vitrola es uno de los lugares que frecuento por encontrarse a poca distancia de mis oficinas en Costa del Este por lo que disfruto del restaurante en las dos propuestas diferenciadas que tiene: el almuerzo y la cena. El almuerzo entre semana se basa en un menu de precio cerrado, sobre los 20 dolares, en donde ofrecen una sopa o crema del dia y un plato principal a seleccionar entre pescado, aves y carne.
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Pero lo más destacado de este menu es el bufet libre para los entrantes, un bufet con una propuesta muy amplia y satisfactoria de ensaladas crudas o de granos cocidos, ceviches, sushi, quesos, encurtidos y embutidos de cerdo y platos cocinados como hongos, etc. Además ofrecen variedad en los panes entre los que destaco el de pan parmesano. Para los mediodías laborales es una de mis opciones preferidas ya que se que voy a comer muy bien y por un precio decente.
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Por la noche el restaurante se transforma o, mejor dicho, nos enseña su verdadera cara. La decoración es exquisita, las pinturas que cuelgan en la pared son llamativas y la estética de las paredes de vidrio con un mosaico de argollas colgantes es una solución muy seductora, sobre todo en el fondo del restaurante donde se coloca la banda de música en vivo y el efecto que causa el fondo de argollas iluminado por detrás recuerda las peliculas de Mario Camus o la famosa calle 54 de Fernando Trueba.
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Considero que la visita a un restaurante en las noches de jueves a sábado es algo más que gastronomía, buscamos diversión, una experiencia enriquecedora que nos aporte algo que merezca ser recordado, en este sentido las noches de la vitrola, por su comida, por el son cubano en vivo o simplemente por la terraza al aire libre con sus cómodos sofas constituyen a mi parecer una oferta lúdica integral.
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Por cierto, de la carta noctura la clave son los pescados, logran la cocción perfecta, una recomendación: exijan el arroz con coco y panela tradicional, lo sustituyeron por uno para todos los gustos que no tiene el alma de aquel.

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