El desbordante éxito de los desayunos dominicales de comida china es un fenómeno que no he encontrado en otro países y por tanto cabe considerarlo entre los pilares del ocio de la sociedad panameña.
En Lung fung llega al extremo el fenómeno que antes habia experimentado en Golden Unicorn con el show de los carritos rodantes ofreciendo un menú amplisimo de platos fritos o al vapor, el bullicio, ruido, gente esperando turno.
La diferencia fundamental entre ambos no se sitúa en el plato, más bien radica en el estilo. El Unicornio se situa en un edificio moderno y funcional con pequeños detalles que recuerdan que estamos en un chino, mientras al entrar en Lung Fung podemos sentir que hemos viajado a Pekin o Shanghai y que entramos en un restaurante de la parte vieja de estas ciudades por su vetusta decoración, techo bajo, mesas y sillas anticuadas y sobretodo su escasa iluminación. Es por tanto, cuestión de gustos sentirse más inspirado en uno u otro.
La principal ventaja del Lung Fung es el comedor del segundo piso y en nuestro caso nos gusta llegar a una hora en que ya terminan los servicios de desayuno y empiezan los almuerzos, de modo que pedimos que nos bajen algunos dim sum para los niños y los adultos pedimos platos más elaborados de la carta.
En los clásicos destaco el pato pekin y los langostinos picantes, es meritorio el cochino al carbón y ofrecen un amplio surtido de vegetales y pescados bien originales que nos hacen sentir que damos un paso adelante a nivel gastronómico. Si bien no llega a satisfacernos como aquellos restaurantes chinos verdaderamente caseros que disfrutábamos en otras latitudes, salimos contentos y con ganas de repetir con cierta periodicidad.
Eso si, aviso para los escrupulosos: después de comer en este restaurante es obligado cambiar la camisa, el olor a fritanga de wok es uno de los sellos del lugar y deja la ropa impregnada... nadie es perfecto...
Yo conozco ese desayuno y me parece espectacular!!!!
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