A priori esta botella lo tenía todo para ser un desastre, pero no dejamos vino sin descorchar, todos tienen algo que contar, pero los antecedentes no invitaban a que la experiencia fuera exitosa:
1) un blanco seco de un varietal que evoca a vinos dulces, la Malvasía,
2) pasado de años, 2005, regalo de un amigo, lo confiesa olvidado en un "desván"
3) poco sugerente en nombre y presentación que nos da a entender pequeña bodega rústica y artesana
4) un origen, la isla de Lanzarote en las Canarias, cuyos vinos rara vez localizamos en el mercado cuyo prestigio se limita justamente a sus vinos de postre de malvasía o moscatel....
El RESULTADO? MAGIA INCLASIFICABLE: Blanco a caballo entre un vino fino de Jerez y un amontillado que resulta perfecto para un aperitivo salado por sus notas de salitre y moderadas sensaciones oxidativas. Me gustaría probar uno de añada mas actual para ver si el perfil es más convencional, este 2005 generó en la mesa familiar mucho más de lo esperado
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