En mi infancia tuvimos en casa a Juana, salero andaluz, la alegría de la huerta en persona y una cocinera inigualable en el terreno más difícil: la cocina del día a día. Bordaba las especialidades ibéricas como nadie. Dejó el listón tan elevado que en la edad adulta ha sido una "maldición" porque no hay patatas fritas, croquetas de jamón, pollo o bacalao, tortillas, huevos al plato, empanadillas o buñuelos que superen el legado que nos dejó clavado en la memoria del gusto, un altar incorruptible ha sta encontrar estos buñuelos de bacalao en el nuevo bar de tapas Pico Fino de L'Hospitalet. Afortunadamente los comí con mi padre y luego de una semana de pensarlos a todas horas hoy lo hablamos, él también los proclamó como los mejores desde Juana o con los de Juana... Porque en realidad uno ya no sabe a que sabían 30 años después pero si sabe que los centenares de buñuelos que pasaron por delante no alcanzaban ni a acercarse al mito en textura interior, sabor, co