Los que me conocen saben que soy socio y aficionado del F.C. Barcelona hasta la medula y sigo la actualidad del equipo y sus partidos esté donde esté. Hay otro equipo que desde niño me tiene robado el corazón, el Athletic de Bilbao, por motivos muy distintos a mi amor barcelonista y ciertos paralelismos.
Mientras el Barça y el Madrid han sido los equipos poderosos que más economia y seguidores tienen tanto en España como a nivel internacional y por tanto los favoritos para llevarse todos los campeonatos, equipos como el Athletic de Bilbao representan a un ámbito geográfico mucho más pequeño y concreto, en este caso Vizcaya y parte de Euskadi (Guipúzcoa tiene a su Real Sociedad y son rivales de verdad).
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Cuando el fútbol se vivía de otra manera, antes de la explosión de los derechos televisivos y de la globalización de jugadores de todos los orígenes, el Athletic de Bilbao después del Barça y Madrid eran los grandes equipos de la liga, y en el caso de los vizcainos los reyes de copas de España que alzaron en 24 ocasiones. Pero lo más interesante del caso es que la filosofía de la entidad era la de nutrirse con jugadores nacidos o de familia vasca, una tradición que continúa vigente y que casi ha provocado que el equipo descendiera a segunda división cuando los relevos generacionales de jugadores no tuvieron la calidad de las anteriores.
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En un deporte super profesionalizado en donde casi todos los futbolistas ya no tienen sentimiento hacía el club que los contrata, el ejemplo del Athletic de Bilbao es único a pesar de sus defectos o las críticas que muchos puedan ver en su modelo, su supervivencia entre la élite es una bendición para los que tenemos un pensamiento deportivo romántico y que a veces el corazón y las piernas pueden más que toda la técnica de unos mercenarios sin alma. Afortunadamente el Barça vive hoy en día una mezcla productiva y de calidad entre jugadores de la casa y forasteros, esta balanza es sana y como miembro del club me siento representado a pesar de que para otros sea un negocio. Al final su razón de ser es un espectáculo, pero para muchos siempre será una pasión plena de significados más allá del deporte, cuantos más jugadores en un equipo sientan esa pasión por lo que defienden más bella es la búsqueda por la victoria.
Hoy los vizcainos clasificaron para la final de la copa del rey, 25 años después de haber logrado liga y copa en un mismo año. Un largo periodo de fustraciones que quizás ahora termine si consiguen ganar la final, no creo que nadie más que el Bilbao desee este triunfo tan simbólico, quizás no vuelvan a cosechar campeonatos de liga pero el sabor de esta copa les llenará de orgullo. Ojalá la consigan, incluso si le ganan al Barça en la final.
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