Disfrutar del vino alemán o austríaco de calidad es tarea casi imposible en los paises de América Latina, simplemente no existe importador (y me incluyo) que se atreva a comercializar los grandes vinos del Rhin debido a que se trata de vinos blancos extremadamente complejos para el gran público y con precios muy elevados, comparable al perfil comercial de los grandes blancos de la borgoña y Alsacia. solo para bolsillos extremadamente saneados y enófilos curtidos en mil batallas.
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Hace unos años llevé a Caracas una interesante colección adquirida en un viaje a Frankfurt, unas pocas botellas muy representativas. Pudimos compartir aquella selección en pequeños grupos tan deseosos como yo de ponerle boca y nariz a la lectura teórica de las claves del vino alemán y los misterios de su variedad icóno, la Riesling.
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De aquella experiencia en la que pudimos catar todas las categorías de clasificación de vinos que existen en Alemania surgió una colaboración con la revista Cocina y Vino en la que intenté poner órden al complejo entramado de categorias de calidad y, lo más importante, la clasificación por concentración de azúcares elaborada por la QmP o Qualitätswein mit Prädikat (Vinos de Calidad con Honores), la principal guía para que todo aficionado al vino pueda saber de antemano que está comprando. Pueden consultar la guía básica en el post que elaboré en este blog
En Panamá, el principal "combate" intelectual y de pasiones sobre el vino lo mantengo con un joven coleccionista autodidacta de origen indostano, Gobindjit Singh Daliwal, alguien que se acerca al vino con la humildad del que sabe que tiene todo un mundo de conocimiento por delante y que en esto del vino es imposible abarcar todas sus expresiones por más lóngeva y dedicada que sea la vida a esta pasión. En esta escalera interminable de lectura, comprensión y empirismo, Gobi dedica gran parte de su energía y tiene lo fundamental, edad, ilusión y tenacidad inquebrantable por lo que no dudo que estamos ante una figura destinada a superar con creces a cuanto maestro o gurú del vino que haya vivido o habite en el istmo de Panamá.
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Los sábados acostumbran a ser mi día favorito de la semana, relajado de mis obligaciones como empresario, a las 9 de la mañana dirijo mis pasos hasta la tienda de SDS en Costa del Este para ser anfitrión de quien desee visitarnos y según vaya viniendo gente dispuesta a disfrutar empiezo el descorche, el nivel de los vinos dependerá de la interacción con los huéspedes. La hora pico de estos sábados de grandes vinos siempre se produce con la llegada a la tienda de Gobi, solo, con su padre o acompañado de nuevos y viejos amigos.
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Debido a nuestra amistad, a su generosidad y personalidad Gobi, puede traer cuando quiera botellas de su colección para que sean descorchadas en la tienda, para compartirlas inicialmente con nuestra encargada, Leonor Alcantara, y conmigo, pero también para ofrecerlas a otros amigos que aparezcan en la tienda sin avisar, sea cual sea el vino, ´todos los que estén en la tienda en ese momento podrán disfrutarlo. No se trata por tanto de catas orientadas al comercio porque estas botellas no están a la venta, a lo sumo pueden ser ejemplares únicos que Gobi se hace traer desde cualquier parte del planeta, ¡Que privilegio!
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Así sucedió ayer sábado, Gobi habia prometido vinos de Alemania y Austria y llegaron 5 botellas por vía aerea. Bien informado hizo una selección de lujo destacando por nombre y apellidos un ejemplar del "Álvaro Palacios alemán", Hermann Dönnhoff, concretamente su Riesling Spatlese o vendimia tardia más reconocido en el Nahe, el del terroir Schlossbockelheimer Felsenberg del 2002 valorado con 95 puntos en Wine Spectator. En cuestión de riesling podríamos decir que empezaba a estar listo para el consumo aunque todavía se mostraba como una "lolita" adolescente, muy seductora en la distancia pero "inexperta" en la copa. Lo guardamos para la cuarta aparición pero por perfil "discreto" debe ser reseñado el primero en aras de un discurso "creciente".
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Mucho más divertido fue el "sparring" inicial por lo de su añada 2007 y su origen austríaco, pero a la postre opulento y plagado de interesantes contrastes entre nariz y boca con una acidez propia del estilo Wachau del país alpino. Fue largo, larguísimo su recorrido durante la tarde, quizás 4 horas después sucumbía su nariz. Elaborado con la uva de austria "Grüner Veltliner" o "verde de la Valtellina" dicen que emparentada con la nebbiolo bianco. Aunque también elaboran super dulces como en Alemania, su máxima expresión es en vinos "secos" y este fue el caso, de la Weingut Knoll y su Grüner Veltliner Loibner Smaragd 2007, un vino con unas posibilidades gastronómicas increibles por su facilidad de adaptación, lo comprobamos con quesos, embutidos e incluso con aceitunas negras. La verdad es que me encantaría probarlo con dos "huesos duros de roer" en lo que a armonías se refiere: alcachofas y espárragos verdes.
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El tercero y cuarto en aparición pero para mi los más "ilustrativos" de lo que buscábamos experimentar con Riesling eran dos vinos de la misma etiqueta pero de distinta añada, el elaborador un clásico de enorme reputación, Joh. Jos. Prüm, la etiqueta de ambos un Auslese o "vendimia seleccionada" y el ingrediente fundamental, riesling de uno de los terruños más importantes del Mosel Saar Ruwer, Wehlener Sonnenuhr, equivalente a un grand cru de borgoña, solo elaboran algunos de los grandes propietarios de la región además de Prüm como Selbach Oster y Dr. Loosen.
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El viñedo recuerda a las laderas escarpadas del Priorat y comparte con esta el reino mineral porque el viñedo del "reloj de Sol" es de pizarra gris y azulada como la licorella del Priorat. El resultado es indescriptible en unos blancos con acusada expresión mineral. Se apuntaban los valores en el joven 2008 aunque predominaban frutas de semilla grande como los albaricoques y ciruelas de verano bien maduras... pero cuando apareció el de 1994 de las profundidades del averno surgieron demonios dispuestos a arrastrarnos al infierno y en medio del caos nasal brotó un enorme chorro de petroleo y alquitrán que inundó toda la tienda... ¡Aquí está la riesling!, la blanca que corrompe los paladares, que cambia para siempre el juicio sobre lo que es capaz de ofrecer un vino blanco practicamente sin alcohol y alejado de cualquier roble transformador.
Un milagro un sábado cualquiera en un pequeño rincón de Panamá. Gracias Gobi.
Hemos sabido de esa entrañable amistad surgida entre ambos, (extension familiar tambien conocida ), de las sabatinas tertulias aderezadas por increibles vinos y cualquier derivado del cerdo que por esa mesa se acerque, como tambien en la distancia te acompañamos cuando elaborabas este post. Buen disfrute,atesorada amistad que se mecera alrededor de un buen vino, alemán en esta ocasión. ¡Salud !
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