La mayoría de los símbolos navideños son en la actualidad muy parecidos debido a que el modelo navideño norteamericano se impuso en el mundo gracias al cine, al consumismo y la globalización. Cada país incorporó a su conveniencia parte de estos tópicos decembrinos y conservó aquellos autóctonos cuya tradición era más fuerte que la modernindad televisiva.
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En Catalunya no hemos sido inmunes a la incorporación de tradiciones forasteras como pueda ser Santa Claus o el árbol de navidad, y más de uno pensará que son nuestros porque han ganado terreno en los últimos decenios. Con otras regiones ibéricas compartimos aún la fuera mágica de los Reyes Magos por delante del Papa Noel importado aunque el hecho de que los tres magos lleguen a las casas para repartir regalos el 5 de enero le resta marketing a la tradición ya que hoy en día tiene más ventajas para mayores y pequeños recibir los regalos a principios de las fiestas, en nochebuena. En mi casa Santa Claus nunca entró por la chimenea y supimos esperar pacientemente a la epifanía, hoy, padre de familia, mantengo esta tradición y los reyes magos llegan ahí donde estemos: Caracas, Panamá o Barcelona.
Pero vayamos al principio, antes del día de navidad debemos montar el pesebre, nacimiento o Belén, como cada uno le llame, y en Catalunya las figuras se adaptaron a nuestra cultura campesina de modo que las figuras principales (el niño, María, José, los ángeles y los reyes magos) presentan vestimentas propias de la iconografía renacentista italiana mientras que los personajes del pueblo llano que se acercan a adorar al niño son pastores, cazadores, leñadores y campesinos tipicamente catalanes.
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Entre todos ellos destaca la figura increible de "El Caganer", un campesino con la postura adecuada para defecar en algún rinconcito discreto del pesebre, normalmente en una esquina y tapado entre arbustos. Aparece en el siglo XVII y se populariza con el renacimiento de la cultura catalana en el siglo XIX, siendo en la actualidad parte fundamental de todo pesebre que se precie y, como Dios manda, es aceptado por la iglesia. Se argumenta que da buena suerte en las casas que lo colocan por aquello de "fertilizar la tierra" y pareceria que este símbolo rural no es fruto del humor "negro" catalan ya que la otra gran tradición de la noche navideña de nuestro pueblo tiene en el defecar fuente de alegría para los niños: el Caga Tió, aquel simpático tronco con cara pintada que es alimentado por los más pequeños durante todo diciembre para que a golpes de bastón cague regalos en nochebuena.
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¿Será por esta escatológica razón que la navidad catalana no es "exportable"?. Sea como sea, para nosotros es un orgullo nacional que nos recuerda algo fundamental, todos somos iguales ante Dios y sobre todo ante nuestros semejantes: "caga el Rey, caga el Papa y de cagar, nadie se escapa"
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