Una lección con solo dos números: 5-0

Hace menos 2 años recibí de mi hermana un hermoso regalo, una camiseta con un escueto mensaje: 2-6 y una fecha "2 de maig 2009" (2 de mayo 2009). Para todos los barcelonistas y seguidores del fútbol no hace falta explicar demasiado, la camiseta recordaba la gesta del equipo blaugrana en el Santiago Bernabeu de Madrid en que derrotamos al Real Madrid por un escandaloso y abultado 2 a 6. Vi aquel partido en una posada de Portobelo, en mi primera escapada a la costa caribeña de Panamá y disfruté de aquel partido casi en un éxtasis de satisfacción dificilmente superable por la forma en que ganamos, con un dominio total y espectacular de juego y goles contra nuestro archirival.

Aquel día pensé que tardaría muchos años en volver a disfrutar de una victoria tan apabullante contra los merengues, solo era necesario repasar la historia para saber que estas fiestas solo ocurren de vez en cuando. En los últimos 25 años la verdad es que nos ha tocado reir muchas más veces que llorar en los enfrentamientos contra el gran enemigo pero hay partidos que se clavan para siempre en la memoria y en este sentido resultaba inolvidable aquel 5-0 logrado en el año 1994 como colofón de 4 años gloriosos a las órdenes de Johan Cruyff y su famoso  "dream team".

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16 años, de 1994 a 2009, para vivir una nueva machacada, en esta oportunidad reciente en terreno enemigo y con un equipo de ensueño gracias a Pep Guardiola y a la mejor generación barcelonista de la historia.Hoy, tan solo año y medio después, de nuevo este increible barça de Guardiola, creado con una base de muchachos de la propia casa como Xavi, Iniesta, Messi, Puyol, Piqué, Pedro, Valdés o Busquets, nos vuelve a ofrecer una apabullante función de gran fútbol contra el rival más deseado. El partido ha sido tan dominado por el barça que cuesta elegir cual de las dos grandes victorias recientes es más emblemática, simplemente las dos resultan un ejemplo del mismo estilo, de una ambición ilimitada por llegar al camino de la victoria a través de la belleza.

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Posiblemente este nuevo 5-0 tenga un valor añadido que lo haga superior a niveles de memoria histórica con el paso del tiempo: se produce contra la nueva versión del Real Madrid que busca desesperadamente ocupar el lugar (por titulos y afectos) del F.C. Barcelona en el gusto de las mayorías que en todo el mundo se decantan siempre por el equipo que gana pero también por el que lo hace desde una propuesta atractiva. Este Real Madrid construido desde los poderes fácticos, desde la arrogancia y la prepotencia y con un talonario ilimitado para comprar antídotos contra el barcelonismo (Mourinho, Cristiano Ronaldo & cia en su reciente versión) no logra apagar nuestra luz.

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No voy a ser yo, como barcelonista, quien de consejos creativos y constructivos al rival para abandonar su espiral enfermiza, pero cada vez que el barça supera al madrid desde una postura de silencio previo ante tantas provocaciones e irrespetos y una voz contundente y expresiva sobre el terreno de juego, me siento orgulloso y feliz porque este es exactamente el equipo que siempre habiamos soñado crear: la victoria desde las convicciones, desde la belleza por la práctica sublime de un deporte y todo ello construido en base a chicos crecidos en el seno de la institución que la aman y la respetan.

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En este mundo donde prevalecen los abusos estatales, las prácticas de los monopolios y las razones de las multinacionales, en donde se encumbra en demasiadas ocasiones al truhan y al estafador.  En este mundo en que vemos resignación a nuestro alrededor en aquello de que el fin justifica los medios y la ética es solo una imposición legal e hipócrita, pareciera que en cuestión de fútbol el barça representa una de las pocas utopias convertidas en realidad: se puede ganar sin trampas, se puede ganar con belleza, se puede con deportividad y educación.

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No dudo que esta es una preciosa historia que tiene un final o una tregua porque en deporte y en todas las actividades no existe lo infalible ni lo perenne. La única certeza que tengo es que en la derrota sabremos conservar nuestra ideología y aprenderemos a buscar y formar una nueva generación que supla a la actual con parecida brillantez, quizás tardaremos unos años pero de lo que estamos convencidos los barcelonistas es que en nuestra casa jamás aceptaremos a un Mourinho y que el Guardiola de hoy tendrá un relevo de idéntica ideología y amor hacia la institución que representa el corazón de casi todos los catalanes y las ilusiones deportivas de tantas personas de todo el planeta.