El Catador, La gripe, su nariz y el vino

El sábado estuve "en el aire", por segunda vez en el programa de Sumito, en esta ocasión para hablar sobre el aceite de oliva... por la noche salimos a cenar con otra pareja, y a la salida del restaurante noté un frío en la espalda... y un dolor en uno de los costados. El domingo hacia muy buen dia, salimos toda la familia a la piscina... en el agua climatizada hice de tiburón, de pulpo, de ballena, de bacalao, de bomba atómica... de todo aquello que a mi hija le encanta... al salir del agua tuve un ataque de escalofrios por el cambio de temperatura... quedé atrapado por la gripe... cai en un infierno al que no estoy acostumbrado... de hecho intentaba pensar cuando fue la última vez que estuve en cama enfermo y creo que fue hace 4 años, con la niña recién nacida.

Fiebre muy alta, dolor en las articulaciones, dolor de cabeza, mal humor, sed, tos seca, estornudos, nariz obturada, soñolencia permanente, sudor frio...nada que no hayamos experimentado todos más de una vez en la vida... el problema para mi fue que recordé que habia sobrado desde el viernes por la noche media botella de un vino fabuloso !!!!!!!!!!... queria tomarla el sábado y con las salidas de la casa no fue posible, el domingo llegué tan estropeado de la piscina que fui directo a la cama...

El lunes estaba en 39 de fiebre, con la garganta seca, y la nariz seguia permanentemente tapada por uno de sus agujeros y con un pequeño hilo de esperanza en el otro por donde si pasaba el aire... por esa pequeña rendija podia oler con tanta precisión que podría decir que habia desarrollado un nivel olfativo mas cerca de la pornografia que del erotismo... alguien utilizo un jabón para lavar un baño en el otro lado del apartamento y desde mi cama pude aborrecerlo como si me lo hubieran echado encima. Desde el lecho podía oler las flores del jardín como si estuvieran en la mesita de noche... el nivel de resonancia del olfato parecía que era el ancla que me unía al mundo.

A la hora del almuerzo me levanté para comer una carne empanizada con un caldo para enfermitos... me quise reivindicar... agarré mi copa favorita, tomé la botella del vinazo y me serví... pensé que con la nariz tan extremadamente desarrollada iba a disfrutar del aroma del vino amplificado... todo lo contrario, fue como caer desde lo más alto del cielo para desparramar los huesos en el suelo... todo olía a goma de pegamento, a restos de petroleo, era imbebible, una mezcla descompasada y absurda como si mis sentidos del olfato y del gusto hubieran sido secuestrados por el odioso payaso de McDonalds... busqué a mi esposa para que me dijera si sentía lo mismo que yo, era tal mi desesperación que ella ladeo la cabeza para afirmar que "no estaba tan bueno"... luego pensé que ella supuso que me encontraba en un estado de delirio povocado por las altas fiebres y no quiso contradecirme...

Busqué un contra analisis, abrí un vino blanco, un sauvignon blanc chileno de los buenos... metí nariz... y....... el mismo fondo nauseabundo !!!!!!!!!!!! Era capaz de oler todo lo que me rodeaba con un nivel de pulcritud desconocida y en cambio lo que más huelo en mi vida cotidiana, los vinos, me parecian abominables...

Al dia siguiente me desperté mejor, salí de la casa para cumplir con las citas pospuestas, me invitaron a una cata... le pregunté a mis fosas nasales y no se atrevían a acercarse a ningún vino... fue una pasarela de top models de Pomerol, Margaux y Pessac-Leognan y mi nariz asustada ante la posibilidad de encontrar de nuevo ese sabor a cereza podrida o a madera carcomida, un dulzor artificial que se impregna por todos lados. Lo que ella me cuenta es que la gripe ha abierto una puerta trasera y le muestra las vergüenzas de la enología, lo que se oculta debajo de la alfombra visible de cada copa de vino.

Creo que solo me queda una opcion, llevaré a mi nariz al psicólogo...