Este fin de semana mientras cientos de atletas competían por conseguir una medalla olímpica, nosotros hemos apagado el televisor para disfrutar de unas pequeñas vacaciones en el Parque Nacional Morrocoy con un grupo de amigos afín a nuestra pasión por el vino y el buen comer entre los que destacaría a José Rafael Ballesteros, presidente de Destilerias Unidas y destacado importador de vinos de varios orígenes y a Patrick Rabion, actual enólogo de Finca Omblancas de la Denominación de Origen Jumilla en Murcia, España, vinculado a la historia del vino en Venezuela en el desarrollo de los viñedos de Bodegas Pomar en Carora.
Cada uno de los asistentes trajo una selección de sus mejores vinos, llegando a concentrar unas 40 atletas distintos entre espumantes, vino blanco y tinto para tres días y cinco disciplinas gastrodeportivas: gimnasia rítmica al caer la noche en la espectacular posada El Solar de la Luna, almuerzo 4x100 estilos en el cayo Juanes, salto de longitud en el apartamento de Tucacas, almuerzo 400 metros langosta en cayo Sombrero y la última cena con un Decathlon a conciencia en el apartamento.
La mayor variedad que pudimos disfrutar fue de vino blanco, no es de extrañar ya que la playa, el calor, el sabor del mar, sus pescados y mariscos llaman con fuerza a la degustación de unos Juegos Olímpicos de vinos blancos, frescos, afrutados... sin darnos cuenta acabamos dando forma a la competencia entre las cepas blancas, cada uno defendiendo sus deportistas del corcho para decidir en que especialidad encajaban mejor, y en esta búsqueda del blanco perfecto acabamos creando: "Olimpiada de los vinos blancos de Morrocoy"
Sin apuntar nada en el cuaderno de vinos, porque para eso están las vacaciones, y sin otro rigor que el de la memoria, pudimos ver en la pista a atletas blancos de España, Francia, Italia, Alemania, Argentina y Chile, deportistas de orígenes tan reputados como Rueda, Penedès, Montilla Moriles, Casablanca, Veneto, Friuli, Pfalz, Rheinghau, Pouilly fuissé o Puligny Montrachet de la borgoña. Cada uno entrenado para representar a las castas más destacadas de todo el mundo como Chardonnay, Sauvignon Blanc, Riesling, Pinot Gris, Pinot Blanc, Verdejo, Xarel.lo, Viura o Pedro Ximénez.
Los medallistas, por distintos motivos, fueron el Echeverria Sauvignon blanc (bronce) por un increible encuentro con una manzana con corteza de tamarindo y aji dulce mexicano. Piave del Friuli (Plata) como corredor en solitario de la Marathon de aperitivos, el Pouilly fuissé de Louis Latour (plata) por lanzamiento de quesos. El Fino Piedra luenga ganó medalla de Plata con el Tiro con cuchara para alcanzar la diana con un asopado de pescado.
La primera medalla de oro fue para un atleta que no era favorito en las apuestas, el Marqués de Riscal Rueda Verdejo, fue el mejor sobre la piscina, se alzó con dos medallas de Oro en la lancha al calor del sol y en compañía de una langosta. Pero por encima de todos el campeón de las primeras olimpiadas del vino blanco en el parque nacional de Morrocoy fue monsieur Puligny Montrachet de Joseph Drouhin, este atleta borgoñés se llevó todos los elogios por si mismo y por como fue capaz de acompañar la carrera de unas virutas de un excelso jamón ibérico de bellota de la casa Tartessos de Jabugo. Con esa arriesgada puesta en escena la Borgoña consigue récord del mundo, medalla de Oro y Diploma de honor de parte de todos los jueces.
Los jueces de la contienda hemos quedado emplazados para cuando el clima sea algo más frío para disputar el Mundial de vino tinto. Esperemos que sea pronto porque en esta competencia entre grandes enoatletas los mayores beneficiados somos los espectadores
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