Los comentarios de restaurantes que he realizado hasta el momento se basan en lugares que he frecuentado en más de una ocasión ya que considero que es la única manera de aportar un mayor grado de objetividad. En este caso va a ser la excepción, solo he comido en una ocasión, pero ciertamente merece ser reseñado desde el mismo instante que cruzamos el umbral del restaurante:
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Las instalaciones son un espectáculo, se trata de una de esas casas de pasado glorioso del barrio de Bellavista, perfectamente rehabilitada y acondicionada como restaurante. Curiosamente lo que menos me atrajo es la que todo el mundo ve, el comedor principal, es tan enorme que parecía que sobraba demasiado espacio aunque pensé que estaba prevista alguna nueva fase de ampliación.
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Para dar a conocer todo su potencial, pienso que deberían adiestrar mejor a los meseros para que interrogaran a cada cliente "nuevo" e invitar al recién llegado a que conozca hasta el último rincón de la casona, especialmente la segunda planta y el espacio privado de la buhardilla con ventanales que nos ofrecen una vista de 360° del barrio.
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Mi percepción del restaurante cambió por completo cuando accedí a las plantas superiores y vi las grandes posibilidades para organizar eventos públicos o familiares. Si sumamos la habitación de juegos infantiles para que los niños se lo pasen en grande, cabe pensar que han tenido en cuenta todos los detalles.
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En cuanto a la comida, agradecimos el caldo de res de bienvenida, la selección de salsas y encurtidos, empezamos con unos langostinos bien hechos, luego pedimos chorizo y entraña aunque la recibí demasiado hecha para mi gusto. la carne es de mucha calidad. Me encantó la generosa mazorca de acompañamiento, suprema.
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La relación calidad / precio me parece adecuada teniendo en cuenta el esfuerzo inversor por las instalaciones y una comida que no desmerece. La carta de vinos todavía es incompleta pero imagino que a medida que pase el tiempo adquirirá toda su magnitud. Es un restaurante que hay que tener en cuenta y lo tiene todo para afianzarse en la plaza. No tardaré en regresar.
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Las instalaciones son un espectáculo, se trata de una de esas casas de pasado glorioso del barrio de Bellavista, perfectamente rehabilitada y acondicionada como restaurante. Curiosamente lo que menos me atrajo es la que todo el mundo ve, el comedor principal, es tan enorme que parecía que sobraba demasiado espacio aunque pensé que estaba prevista alguna nueva fase de ampliación.
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Para dar a conocer todo su potencial, pienso que deberían adiestrar mejor a los meseros para que interrogaran a cada cliente "nuevo" e invitar al recién llegado a que conozca hasta el último rincón de la casona, especialmente la segunda planta y el espacio privado de la buhardilla con ventanales que nos ofrecen una vista de 360° del barrio.
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Mi percepción del restaurante cambió por completo cuando accedí a las plantas superiores y vi las grandes posibilidades para organizar eventos públicos o familiares. Si sumamos la habitación de juegos infantiles para que los niños se lo pasen en grande, cabe pensar que han tenido en cuenta todos los detalles.
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En cuanto a la comida, agradecimos el caldo de res de bienvenida, la selección de salsas y encurtidos, empezamos con unos langostinos bien hechos, luego pedimos chorizo y entraña aunque la recibí demasiado hecha para mi gusto. la carne es de mucha calidad. Me encantó la generosa mazorca de acompañamiento, suprema.
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La relación calidad / precio me parece adecuada teniendo en cuenta el esfuerzo inversor por las instalaciones y una comida que no desmerece. La carta de vinos todavía es incompleta pero imagino que a medida que pase el tiempo adquirirá toda su magnitud. Es un restaurante que hay que tener en cuenta y lo tiene todo para afianzarse en la plaza. No tardaré en regresar.
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