Su nombre recuerda al de aquellas tabernas con tablao flamenco de Andalucia, mucha diversión, buen beber y un amplio surtido de tapas españolas. Excepto el "tablao", todo lo demás se cumple en este lugar.
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Varios ambientes bien diferenciados para que cada uno decida como quiere vivir la experiencia, la terraza es el lugar clave y constantemente hay problemas para lograr hacerse con una mesa. Una terraza perfecta parra comer tapas, pedir buenos tragos y hacer animadas tertulias al abrigo de un buen cigarro.
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Cuando queremos intimidad nos escondemos en la cava de vinos que reproduce aquellas clásicas de España con la famosa "volta catalana", esa bóveda cilìndrica de ladrillo plano que con luz tenue ofrece la sensación de bodega subterranea o pasillo de monasterio de clausura. El salón principal en cambio es moderno y rompedor coronado con una barra de bar cuyo surtido de licores es de largo el más impactante de la ciudad por su variedad.
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Más allá de los elogios arquitectónicos, Jaleo ha conseguido dar en la diana en cuanto a entender los deseos de una parte importante del comensal de este país: buena comida, especialidades en pequeñas raciones de cocina clásica pero con un toque moderno, elegancia sofisticada pero a la vez desenfadado y cómodo... buen licor y mejor Jaleo... tienen el éxito asegurado !!!!
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Hemos comido siempre bien, principalmente las raciones, me gusta el queso camembert rebozado, el carpaccio de pulpo a la gallega, las conchuelas con tomate. La carta de vinos es interesante con buenas opciones y precios bien ajustados. Es un lugar que invita a disfrutar y provoca el pronto retorno porque la digestión no se hace pesada ni cuando llega la cuenta.
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Varios ambientes bien diferenciados para que cada uno decida como quiere vivir la experiencia, la terraza es el lugar clave y constantemente hay problemas para lograr hacerse con una mesa. Una terraza perfecta parra comer tapas, pedir buenos tragos y hacer animadas tertulias al abrigo de un buen cigarro.
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Cuando queremos intimidad nos escondemos en la cava de vinos que reproduce aquellas clásicas de España con la famosa "volta catalana", esa bóveda cilìndrica de ladrillo plano que con luz tenue ofrece la sensación de bodega subterranea o pasillo de monasterio de clausura. El salón principal en cambio es moderno y rompedor coronado con una barra de bar cuyo surtido de licores es de largo el más impactante de la ciudad por su variedad.
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Más allá de los elogios arquitectónicos, Jaleo ha conseguido dar en la diana en cuanto a entender los deseos de una parte importante del comensal de este país: buena comida, especialidades en pequeñas raciones de cocina clásica pero con un toque moderno, elegancia sofisticada pero a la vez desenfadado y cómodo... buen licor y mejor Jaleo... tienen el éxito asegurado !!!!
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Hemos comido siempre bien, principalmente las raciones, me gusta el queso camembert rebozado, el carpaccio de pulpo a la gallega, las conchuelas con tomate. La carta de vinos es interesante con buenas opciones y precios bien ajustados. Es un lugar que invita a disfrutar y provoca el pronto retorno porque la digestión no se hace pesada ni cuando llega la cuenta.
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