Ayer tuve invitados en mi oficina, compartimos un buen vino de nuestra bodega privada, catamos aceites de oliva y conversamos en una tertulia muy animada sobre gastronomía... en un momento de la tarde me preguntaron cual era para mi el mejor producto del planeta, obtenido de forma natural y elaborado por el hombre...
Mi respuesta inicial fue triple: el vino tinto y el queso en su amplia variedad de tipos y calidades, y por encima de todo el jamón ibérico de bellota.
Si pudiera ampliar esta selección, los mejores embutidos ibéricos estarían clasificados a continuación junto con el aceite de oliva, el foi gras, la ventresca de bonito del norte, los espárragos, las trufas y las setas, el fino de jerez, el vinagre balsámico de verdad, el moscatel de alejandria y los dulces viejisimos de Pedro Ximenes.
De todo lo que el hombre es capaz de elaborar a partir de una materia prima animal o vegetal, para mi no existe nada más sublime que un jamón ibérico de bellota, cuando uno consigue una pieza perfecta en su elaboración y secado, no existe manjar sobre el planeta que lo supere.
Si mi familia pudiera leer este texto serían los primeros en confirmar que estoy completamente loco por el jamón, que he dedicado gran parte de mi vida a sucumbir a su tentación, a levantarme como un sonámbulo por las noches para cortar en secreto unas pequeñas lonchas... cuando empiezo una nueva paletilla ya no puedo vivir con tranquilidad, hasta que no le veo el hueso no puedo parar de cortar y cortar, de comer y gozar hasta el extasis.
Cuando aparece un plato de jamón en una mesa, sufro enormemente porque aparece mi lado más oscuro, un egoista desenfrenado que gritaría "fuego, fueeeego" para que todo el mundo saliera corriendo del comedor. Con el resto de alimentos disfruto en compañía y comparto sin dificultad... el jamón es mi mayor perdición.
El mejor regalo de mi matrimonio, un fabuloso jamón ibérico de Guijuelo que mi hermano me regaló, después de toda una vida quitándole a la familia parte de su ración. No hubo mejor metáfora que simbolizara el hecho de abandonar la casa familiar: "llévate el jamón a tu nuevo hogar para sentirte siempre como en casa"
Ayer noche, cuando glorificaba el mundo del cerdo ibérico y todos los manjares que nos ofrece me preguntaron sobre la tentación... que imaginara una situación en la que tuviera que elegir entre una noche de pasión abrazado al mejor jamón que jamás haya existido o con la mujer más atractiva que uno pudiera imaginar... mi respuesta no tiene ninguna vacilación: YO ME QUEDO CON EL JAMÓN. Si mi mujer debe tener algún día celos o desconfianza sobre mi fidelidad matrimonial, quizá solo me encuentre en la cama con una paletilla ibérica, un cuchillo jamonero y mis ojos cerrados de puro placer.
Mi respuesta inicial fue triple: el vino tinto y el queso en su amplia variedad de tipos y calidades, y por encima de todo el jamón ibérico de bellota.
Si pudiera ampliar esta selección, los mejores embutidos ibéricos estarían clasificados a continuación junto con el aceite de oliva, el foi gras, la ventresca de bonito del norte, los espárragos, las trufas y las setas, el fino de jerez, el vinagre balsámico de verdad, el moscatel de alejandria y los dulces viejisimos de Pedro Ximenes.
De todo lo que el hombre es capaz de elaborar a partir de una materia prima animal o vegetal, para mi no existe nada más sublime que un jamón ibérico de bellota, cuando uno consigue una pieza perfecta en su elaboración y secado, no existe manjar sobre el planeta que lo supere.
Si mi familia pudiera leer este texto serían los primeros en confirmar que estoy completamente loco por el jamón, que he dedicado gran parte de mi vida a sucumbir a su tentación, a levantarme como un sonámbulo por las noches para cortar en secreto unas pequeñas lonchas... cuando empiezo una nueva paletilla ya no puedo vivir con tranquilidad, hasta que no le veo el hueso no puedo parar de cortar y cortar, de comer y gozar hasta el extasis.
Cuando aparece un plato de jamón en una mesa, sufro enormemente porque aparece mi lado más oscuro, un egoista desenfrenado que gritaría "fuego, fueeeego" para que todo el mundo saliera corriendo del comedor. Con el resto de alimentos disfruto en compañía y comparto sin dificultad... el jamón es mi mayor perdición.
El mejor regalo de mi matrimonio, un fabuloso jamón ibérico de Guijuelo que mi hermano me regaló, después de toda una vida quitándole a la familia parte de su ración. No hubo mejor metáfora que simbolizara el hecho de abandonar la casa familiar: "llévate el jamón a tu nuevo hogar para sentirte siempre como en casa"
Ayer noche, cuando glorificaba el mundo del cerdo ibérico y todos los manjares que nos ofrece me preguntaron sobre la tentación... que imaginara una situación en la que tuviera que elegir entre una noche de pasión abrazado al mejor jamón que jamás haya existido o con la mujer más atractiva que uno pudiera imaginar... mi respuesta no tiene ninguna vacilación: YO ME QUEDO CON EL JAMÓN. Si mi mujer debe tener algún día celos o desconfianza sobre mi fidelidad matrimonial, quizá solo me encuentre en la cama con una paletilla ibérica, un cuchillo jamonero y mis ojos cerrados de puro placer.
Yo también... y por cierto, yo hago todos los eneros la fiesta del jamón... pongo una pata entera y un foie, y mis amigos ponen el vino. Esta año será en caracas, así que ya sabes :)
ResponderEliminarquerido Jordi,
ResponderEliminarme apunto a la fiesta, pongo los vinos y alguna sorpresita más... si la hacemos antes del 15 de enero tendré mis jamones recién llegados de españa.
Yo creo que tu iniciativa merece institucionalizarse... algo asi como el SIJ, el "SALON INTERNACIONAL DE LA JAMONERIA"
Espero tener el privilegio de compartir esa jamoneada, de una vez declaro que cuentan conmigo para esa orgia de sabores!
ResponderEliminarYo he hecho 4 ediciones de este evento. Sólo fallé el año pasado, porque no tenía jamón. Siempre suele ser antes del 15 enero, pero este año llego el 9 de Madrid, así que veremos si es posible.
ResponderEliminarJordi,
ResponderEliminarsi és abans del 15, la trobada servirà per que conèixis els pares. Ja saps que em fa ilussió que així sigui.
aixins será
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