Ayer domingo finalizó la quinta edición del SIG en Caracas. Esta mañana de lunes todos los que participamos en los 4 intensos días del evento deberiamos estar disfrutando de un merecido reposo en nuestras casas, fuera del tráfico de un lunes en la capital y de las llamadas telefónicas en la oficina...
En mi caso, amanecí sin voz, fueron 4 jornadas en la que el arma más poderosa, la oral, trabajó a destajo para intentar transmitir los valores de los productos que representamos en Venezuela. La costumbre hizo que a la hora de siempre me levantara de la cama para trasladarme a nuestras oficinas. En estos momentos, sentado en mi despacho, solo me apetece escribir junto a un buen café y ruego para que el celular se mantenga el mayor tiempo posible en silencio. Mi socio Humberto anda también en silencio, esta mañana dudo que haya una junta extraordinaria de accionistas...
El evento ha sido un éxito de convocatoria, igual que en la edición anterior, lo vivido el fin de semana ha sido una locura, en nuestro caso la satisfacción es altisima. El año pasado eramos unos recién llegados completamente desconocidos, ahora, un año después, en Serra & Silva hemos podido apreciar que la labor de difusión de nuestra oferta ha calado incluso más allá de lo previsto y es una sensación muy gratificante tanto para Fernando y Humberto como para mi.
La organización mejoró muchisimo en relación al año pasado, si acaso, el único detalle que sigue pendiente de una clara mejora es el de la calidad de las copas que se sirven en las catas, para los que deseamos una difusión de la calidad del vino, una copa adecuada es tan importante como la ponencia.
El Salón siempre es una plataforma para el contacto con el aficionado, siendo al fin y al cabo la razón por la que todos los expositores estamos presentes, en mi caso, una de las mayores motivaciones es compartir vivencias con los demás compañeros de profesión. Cada empresa debe velar por sus intereses comerciales y por consiguiente es obvio que más de uno sienta el aliento del competidor con quien convive durante 4 días como en la casa de Gran Hermano.
Personalmente practico el credo de que en Venezuela todos los importadores que estamos centrados en el desarrollo del vino y la gastronomía debemos hacer frente común para la difusión de dicha cultura en términos de calidad y variedad. En nuestro mundo no puede existir un monopolio del gusto, es la diversidad la mayor riqueza que podemos aportar a todos aquellos que sienten pasión en el descubrimiento del disfrute de los sentidos.
Hemos disfrutado muchisimo de la compañía de nuestros vecinos, Jetco import, que sigue su particular busqueda de orígenes exóticos y añade a su catálogo de vinos surafricanos, los primeros vinos australianos. Casa Oliveira con quienes hemos intercambiado los sabores y aromas de nuestros productos, y su director, Manuel Paula, de quien he descubierto su inquietudes culturales y hemos coincidido en pasiones literarias y gastronómicas.
Otro de los momentos memorables fue el encuentro con Giovanni Masi de Di Masi y Eric Daubricourt de Milesimia, desde que llegué a Venezuela consideré a dichas importadoras como un espejo ya que nuestra filosofía es la misma: especialización, conocimiento y calidad asociadas al origen geográfico de los tres grandes paises del viejo mundo vinícola: Italia, Francia y España.
Del nuevo mundo, lo que más me atrajo fueron las catas de Altaïr y Sideral de Tamayo, la muestra de nuevos aceites de oliva de chile. Disfruté del stand del consorcio de promoción de la región del Reggio Emilia, el parmiggiano reggiano que ofrecían era simplemente excelente, sobretodo si le añadían un toque de vinagre balsámico de Modena de los de verdad.
Entre las catas especializadas, este año me fui por el lado italiano de la vida y pude disfrutar de la vertical de Sassicaia y una presentación de Barolo con un Gaja del 93 como colofón. El otro momento glorioso fue la cata de La Conseillante.
Este año fue literalmente imposible disfrutar de las ponencias culinarias, las màs llamativas coincidìan con mis propias catas de grandes aceites de España y de los vinos del Marquès de Griñòn (este año ofrecì 6) o simplemente se escapaban de mis manos por estar concentrado en los acontecimientos de nuestro stand. Me hablaron maravillas de la conferencia de Tejedor, del trabajo de Piqueras y del minimalismo del trato con el pescado de Konishi. Solo asistì a una sesiòn, el sàbado por la noche, en calidad de invitado, o mejor dicho de colaborador, a la demostraciòn de cocina "Glocal" que impartiò el nuevo tenedor de oro, mi amigo Carlos Garcìa junto a sus lugartenientes en Malabar, Federico Thisler y Pascal Cherancè.
Para la última noche nos guardamos lo mejor, la fiesta de despedida en nuestro stand para celebrar el buen trabajo realizado por todo el equipo, convocamos a todos los amigos para que disfrutaramos de uno de nuestros grandes vinos, el Roda reserva, apareció Juan Carlos Bruzual para aportar, como cada día ha hecho, sus mejores panes, Alfredo y Niriuska de Entremeses vinieron con dos extraordinarios patés, de salmón y de ave, Linda y Belquis de Casa Oliveira nos agasajaron con un ron, Marta de Tamayo nos brindó Vodka, disfrutamos de los quesos de cabra de Ananké, de los chocolates El Rey, de las galletas de parmesano de Atar y Alberto Fariñez tiró la casa por la ventana ofreciendo a todos los presentes el Ron Macuro para maridarlo con los tabacos hedonistas que ha presentado en sociedad. Por ahi pasaron Jordi, Mariela, Cira, Julio schneider que se volvió loco con el Roda, Valentina, Ana Belen, Héctor y tantos amigos con los que brindamos efusivamente por los 4 días tan extraordinarios que hemos vivido...
el celular empezó a reclamar... con vuestro permiso, la vida cotidiana toma de nuevo las riendas... será hasta el próximo año
En mi caso, amanecí sin voz, fueron 4 jornadas en la que el arma más poderosa, la oral, trabajó a destajo para intentar transmitir los valores de los productos que representamos en Venezuela. La costumbre hizo que a la hora de siempre me levantara de la cama para trasladarme a nuestras oficinas. En estos momentos, sentado en mi despacho, solo me apetece escribir junto a un buen café y ruego para que el celular se mantenga el mayor tiempo posible en silencio. Mi socio Humberto anda también en silencio, esta mañana dudo que haya una junta extraordinaria de accionistas...
El evento ha sido un éxito de convocatoria, igual que en la edición anterior, lo vivido el fin de semana ha sido una locura, en nuestro caso la satisfacción es altisima. El año pasado eramos unos recién llegados completamente desconocidos, ahora, un año después, en Serra & Silva hemos podido apreciar que la labor de difusión de nuestra oferta ha calado incluso más allá de lo previsto y es una sensación muy gratificante tanto para Fernando y Humberto como para mi.
La organización mejoró muchisimo en relación al año pasado, si acaso, el único detalle que sigue pendiente de una clara mejora es el de la calidad de las copas que se sirven en las catas, para los que deseamos una difusión de la calidad del vino, una copa adecuada es tan importante como la ponencia.
El Salón siempre es una plataforma para el contacto con el aficionado, siendo al fin y al cabo la razón por la que todos los expositores estamos presentes, en mi caso, una de las mayores motivaciones es compartir vivencias con los demás compañeros de profesión. Cada empresa debe velar por sus intereses comerciales y por consiguiente es obvio que más de uno sienta el aliento del competidor con quien convive durante 4 días como en la casa de Gran Hermano.
Personalmente practico el credo de que en Venezuela todos los importadores que estamos centrados en el desarrollo del vino y la gastronomía debemos hacer frente común para la difusión de dicha cultura en términos de calidad y variedad. En nuestro mundo no puede existir un monopolio del gusto, es la diversidad la mayor riqueza que podemos aportar a todos aquellos que sienten pasión en el descubrimiento del disfrute de los sentidos.
Hemos disfrutado muchisimo de la compañía de nuestros vecinos, Jetco import, que sigue su particular busqueda de orígenes exóticos y añade a su catálogo de vinos surafricanos, los primeros vinos australianos. Casa Oliveira con quienes hemos intercambiado los sabores y aromas de nuestros productos, y su director, Manuel Paula, de quien he descubierto su inquietudes culturales y hemos coincidido en pasiones literarias y gastronómicas.
Otro de los momentos memorables fue el encuentro con Giovanni Masi de Di Masi y Eric Daubricourt de Milesimia, desde que llegué a Venezuela consideré a dichas importadoras como un espejo ya que nuestra filosofía es la misma: especialización, conocimiento y calidad asociadas al origen geográfico de los tres grandes paises del viejo mundo vinícola: Italia, Francia y España.
Del nuevo mundo, lo que más me atrajo fueron las catas de Altaïr y Sideral de Tamayo, la muestra de nuevos aceites de oliva de chile. Disfruté del stand del consorcio de promoción de la región del Reggio Emilia, el parmiggiano reggiano que ofrecían era simplemente excelente, sobretodo si le añadían un toque de vinagre balsámico de Modena de los de verdad.
Entre las catas especializadas, este año me fui por el lado italiano de la vida y pude disfrutar de la vertical de Sassicaia y una presentación de Barolo con un Gaja del 93 como colofón. El otro momento glorioso fue la cata de La Conseillante.
Este año fue literalmente imposible disfrutar de las ponencias culinarias, las màs llamativas coincidìan con mis propias catas de grandes aceites de España y de los vinos del Marquès de Griñòn (este año ofrecì 6) o simplemente se escapaban de mis manos por estar concentrado en los acontecimientos de nuestro stand. Me hablaron maravillas de la conferencia de Tejedor, del trabajo de Piqueras y del minimalismo del trato con el pescado de Konishi. Solo asistì a una sesiòn, el sàbado por la noche, en calidad de invitado, o mejor dicho de colaborador, a la demostraciòn de cocina "Glocal" que impartiò el nuevo tenedor de oro, mi amigo Carlos Garcìa junto a sus lugartenientes en Malabar, Federico Thisler y Pascal Cherancè.
Para la última noche nos guardamos lo mejor, la fiesta de despedida en nuestro stand para celebrar el buen trabajo realizado por todo el equipo, convocamos a todos los amigos para que disfrutaramos de uno de nuestros grandes vinos, el Roda reserva, apareció Juan Carlos Bruzual para aportar, como cada día ha hecho, sus mejores panes, Alfredo y Niriuska de Entremeses vinieron con dos extraordinarios patés, de salmón y de ave, Linda y Belquis de Casa Oliveira nos agasajaron con un ron, Marta de Tamayo nos brindó Vodka, disfrutamos de los quesos de cabra de Ananké, de los chocolates El Rey, de las galletas de parmesano de Atar y Alberto Fariñez tiró la casa por la ventana ofreciendo a todos los presentes el Ron Macuro para maridarlo con los tabacos hedonistas que ha presentado en sociedad. Por ahi pasaron Jordi, Mariela, Cira, Julio schneider que se volvió loco con el Roda, Valentina, Ana Belen, Héctor y tantos amigos con los que brindamos efusivamente por los 4 días tan extraordinarios que hemos vivido...
el celular empezó a reclamar... con vuestro permiso, la vida cotidiana toma de nuevo las riendas... será hasta el próximo año
Gracias, de todo corazón, GRACIAS! Gracias por invitarnos a compartir con vosotros tan maravilloso evento, por poder conocer a gente tan fantástica, por hacernos partícipes de tan agradable y maravilloso fin de fiesta... Realmente me he quedado sin palabras para agradeceros lo vivido.
ResponderEliminarGracias, de todo corazón, GRACIAS! Gracias por invitarnos a compartir con vosotros tan maravilloso evento, por poder conocer a gente tan fantástica, por hacernos partícipes de tan agradable y maravilloso fin de fiesta... Realmente me he quedado sin palabras para agradeceros lo vivido.
ResponderEliminarMuy buena reseña, definitivamente el SIG es como una fiesta! Muchas gracias po tu tiempo y en cuanto esté la revista te avisaré
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