Eran poco más de medianoche, estaba tranquilo en el despacho de mi casa navegando por la red, recuperandome de un maravilloso domingo en Galipán donde habiamos celebrado el matrimonio de dos de las personas que más quiero... de pronto el cielo se iluminó con un estruendoso trueno, la luz creo una perfecta silueta de las montañas que coronan la vista desde mi casa.
Muchas jornadas han pasado desde la última lluvia, tantas que ya perdí la cuenta. No confié demasiado en ese trueno sorpresivo, en El Hatillo y las zonas montañosas cercanas es habitual quedar cubierto por un manto de nubes que anuncian lluvias pero desde que empezó el año no habia caido ni una gota.
Seguí atento desde el ventanal, ya eran las doce y media y el aire se volvió más espeso, recordé todos los viajes por el país en las últimas semanas, la autopista de Caracas a Valencia presenta un aspecto desolador sobretodo antes de llegar a La Victoria, los cerros quemados, columnas de humo y vegetación seca y amarillenta por todas partes que golpea fuertemente con la imagen ideal del bosque tropical.
De pronto escuché las primeras notas de un concierto de Jazz, la percusión de las primeras gotas de lluvia chocando contra el piso de la terraza. tic, tac, tic tic tic, tac tic, tac tac... la bateria empezó a acelerar el ritmo y al fin toda la orquesta empezó un concierto ritmico, melódico y monótono.. ssssssssssssssssssssss... una cortina de agua llena de vida y resurrección... que dulce monotonía !!!!!!!!
Quise despertar a mi mujer y a mis hijos para que celebraran el acontecimiento, despertar a los ganaderos de todos los rincones del país que miraban desesperados al cielo despejado mientras sus animales enseñaban el costillar de tanta hambre y necesidad.
Esta mañana seguía lloviendo, el tráfico imposible recordaba la fragilidad de nuestras vidas cotidianas ante los acontecimientos de la naturaleza, el bosque empezaba a mutar sus tristes ocres de inanición en verdes brillantes. Se acabó la cuaresma en estas latitudes, se acabó el verano y no hay nada más impresionante en esta tierra que la demoledora lluvia tropical, es entonces cuando recordamos que Caracas es una metropolis fuera de lo común, enclavada en un rincón del planeta donde la naturaleza es infinitamente superior al poder del hombre...
Ahora le toca a ella dominarnos, disfrutemos del cambio de la estación, para los que venimos de climas con cuatro estaciones es una bendición el paso de cada una de ellas, trae consigo un sinfín de cambios, desde el estado de ánimo hasta el menú culinario de cada día.
Muchas jornadas han pasado desde la última lluvia, tantas que ya perdí la cuenta. No confié demasiado en ese trueno sorpresivo, en El Hatillo y las zonas montañosas cercanas es habitual quedar cubierto por un manto de nubes que anuncian lluvias pero desde que empezó el año no habia caido ni una gota.
Seguí atento desde el ventanal, ya eran las doce y media y el aire se volvió más espeso, recordé todos los viajes por el país en las últimas semanas, la autopista de Caracas a Valencia presenta un aspecto desolador sobretodo antes de llegar a La Victoria, los cerros quemados, columnas de humo y vegetación seca y amarillenta por todas partes que golpea fuertemente con la imagen ideal del bosque tropical.
De pronto escuché las primeras notas de un concierto de Jazz, la percusión de las primeras gotas de lluvia chocando contra el piso de la terraza. tic, tac, tic tic tic, tac tic, tac tac... la bateria empezó a acelerar el ritmo y al fin toda la orquesta empezó un concierto ritmico, melódico y monótono.. ssssssssssssssssssssss... una cortina de agua llena de vida y resurrección... que dulce monotonía !!!!!!!!
Quise despertar a mi mujer y a mis hijos para que celebraran el acontecimiento, despertar a los ganaderos de todos los rincones del país que miraban desesperados al cielo despejado mientras sus animales enseñaban el costillar de tanta hambre y necesidad.
Esta mañana seguía lloviendo, el tráfico imposible recordaba la fragilidad de nuestras vidas cotidianas ante los acontecimientos de la naturaleza, el bosque empezaba a mutar sus tristes ocres de inanición en verdes brillantes. Se acabó la cuaresma en estas latitudes, se acabó el verano y no hay nada más impresionante en esta tierra que la demoledora lluvia tropical, es entonces cuando recordamos que Caracas es una metropolis fuera de lo común, enclavada en un rincón del planeta donde la naturaleza es infinitamente superior al poder del hombre...
Ahora le toca a ella dominarnos, disfrutemos del cambio de la estación, para los que venimos de climas con cuatro estaciones es una bendición el paso de cada una de ellas, trae consigo un sinfín de cambios, desde el estado de ánimo hasta el menú culinario de cada día.
Per fi!!!
ResponderEliminaroriol que manera tan hermosa de describir un momento tan hermoso como fue esa madrugada fui testigo del mismo concierto.... un abrazo y te cuento mi emiliana quedo fascinada de tu selva....saludos
ResponderEliminarQuerido Rafael, fue un placer compartir con vosotros los excepcionales acontecimientos del domingo. Queda pendiente la visita a Barquisimeto !!!!
ResponderEliminar