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el encanto de dos pájaros que han volado alto

Serrat y Sabina conquistaron a sus fanáticos en el Poliedro de Caracas. Los dos pájaros cantaron al límite de lo que les puede ofrecer su desgastada voz y sufrieron un sonido de una calidad muy justita... pero nada de eso es importante porque a estas alturas de la vida quien asiste a un concierto de este duo disfruta por la pasión que despiertan ambos, por su carrera, por tantos años de canciones que sabemos de memoria y que se funden en la banda sonora de nuestras vidas. Volver a escucharlas interpretadas por sus protagonistas provoca una mezcla de nostalgia y de admiración hacia alguien muy familiar a quien ves que ya cruzó la frontera de la madurez y camina poco a poco hacía el retiro dorado.

Tenia ganas de fundirme en un abrazo casero, con unas copas de vino y un buen tabaco y realmente no tomé en serio las canciones, me obsesioné con mirar, seguir sus pasos, su movimiento en el escenario, dos pajaros que dominan su terreno con un pequeño gesto, levantando una ceja provocan complicidad. Eso fue lo mejor del concierto, el teatro entre ambos, las conversaciones y los guiños permanentes a sus limites provocados por la edad, por el desgaste y los excesos... jugaron y se diviertieron con el contrapunteo, con un humor delicado y delicioso. Dos compañeros que se trataron con tanto cariño que siento que el concierto fue una escusa, lo que realmente vimos fue a dos maravillosos caraduras que provocan ternura infantil mientras guardan las ganancias de esta gira para el invierno que se aproxima.

Que la disfruten, de todo corazón, porque anoche asistimos a un acto de amor.

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