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48 horas en Bogotá

Esta vez cambié el regreso directo a Caracas desde Panamá para hacer una pequeña parada en Bogotá. La curiosidad por conocer la capital de Colombia era ya demasiado grande, sobretodo alimentada por los cuentos de grandes amigos que hablan maravillas de esta ciudad.
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Breve estancia, pero tremendamente clara en las conclusiones, tan contundente es su naturaleza como ver tan solo una escultura significativa de Botero para entender la grandeza de su obra.
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Bogotá me emocionó, no por que tenga un cristo del corcovado o un icono en forma de edificio o monumento que la situe en el mundo, eso no importa realmente. Me conquistó por un clima perfecto, por sus calles, las pequeñas casas de ladrillo de inspiración casi británica, el sabio encuentro entre historia y modernidad, entre respeto a la tradición y pujanza comercial, por la profunda amabilidad de todas las personas que tuve la oportunidad de conocer, hasta el punto de que pudiera parecer surrealista, el no va más del respeto al prójimo...
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Ayer noche cenando en el tradicional restaurante Casa Vieja pensé mientras gozaba de un ajiaco con pollo, aguacate y alcaparras, de la lengua en salsa con su toque de vino blanco y de la sobrebarriga con yuca chorreada que si algún día he de vivir exiliado, si tuviera que huir por mis ideas de algún lugar de este planeta mi destino sería esta ciudad.
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Solo se que Bogotá entra con letras de oro en mi agenda privada de intenciones, quiero conocerla hasta familiarizarme con todos sus rincones, disfrutarla por las noches y comermela en sus manteles... amor a primera vista sentí por la que hoy es mi mujer, porque a veces hay que creer a través del instinto en las oportunidades que nos presenta la vida, amor a primera vista sentí por esta ciudad, y ahora espero poder descrifrarla y quererla como a las otras ciudades que pueblan mis quereres.
Gracias Bogotá por haberme esperado hasta hoy

Comentarios

  1. oriol hermoso post te dejo el link con unas fotos mias de bogota...

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  2. no sabia que estaves en Bogotá ! el meu pare també estava. Una llàstima

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  3. Hey Oriolete... no se si àdhuc segueixes en Bogota, però alli un company d'Enrique i mio té un rest petit q es menja molt bé... Es diu Donosti, i el cuiner és: THOMAS LA RODA... T'ho recomanem... Bell el post com sempre!!! Una abraçada forta i salutacions a Selva
    Tatiana Mora

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