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De la Churrería Manolo a la Churrería Manolo

Nací en Barcelona, y pasé toda la infancia, adolescencia y primeros años de juventud en el districte de Sant Gervasi, los primeros 10 años en el carrer de Ganduxer, al lado de la plaza redonda y hasta que abandoné la tutela paterna vivimos en el barri del Putxet, a pocos metros del parque. Estudié en el carrer Calvet, luego encontré formación superior en la Via Augusta y mis inicios profesionales tuvieron como sede la calle Santaló, l'Avenir y luego el Carrer Tuset. Bares, discotecas, amigos, primeros amores... casi todo sucedió durante la primera parte de la vida en Sant Gervasi, una cuadrícula entre el Tibidabo y la Diagonal.
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Entre los recuerdos de la memoria gastronómica, como olvidar los croissants y palmeras de pastelerías como L'Airò que traia mi abuela Carme cuando visitaba a mi madre, los turrones de Baixas, las creaciones de Canal, las patatas bravas del Mandri o los canelones y delicias de la tienda Vilaplana. Las pizzas de Da Pietro, los Helados y pastas frescas de "los Italianos" del Carrer Muntaner... si estuviera ahora en una tertulia con mis hermanos o con amigos como Gerardo, Montse, Miquel o Jonatan seguro que surgirían miles de detalles que harían interminable ese listado personal e intranferible...
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Los domingos por la mañana tocaba excursión con mi padre y era visita obligada un pequeño local al lado de la Plaça Bonanova para comprar "patatas fritas de cucuruchu", como llamábamos a las patatas fritas artesanas que elaboraba el señor Manolo Aguilar en su Churrería Manolo. Las freía frente a nosotros y era mágico verlas crecer en el aceite ardiente, con un punto de sal perfecto y un crujiente inolvidable, esas fueron las patatas de nuestra infancia que dejaban en una posición ridícula a aquellas de marca conocida. Para satisfacer los caprichos más dulces, el postre se engalanaba con los churros mojados en chocolate espeso a la taza.
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La churrería Manolo es una institución en esa Barcelona, la mía y la de mis vecinos, una Churrería que ya ha ocupado tres localizaciones distintas al calor de la Plaça de la Bonanova en los más de 50 años de su historia. Imagino que Manolo se habrá jubilado, y si perdí la cuenta y ya no está entre nosotros le mando un afectuoso saludo a su familia, aún así espero que todavía goce de buena salud. Aquel hombre simpático y bonachón era una institución en el barrio y dudo que haya una sola persona de esta parte de Barcelona que no conozca sus churros y patatas fritas.
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Todos estos recuerdos los recuperé esta mañana en otra Churrería Manolo a miles de kms y años de distancia de aquella de mi barrio natal. La semana pasada tuvimos una primera tanda de churros clásicos, rellenos de manzana y rellenos de arequipe en la Via Argentina de Panamá. Regresamos hoy para sentarnos a desayunar con la calma de un sábado y confirmar que la prueba de hace siete días no había sido un sueño. Casualidades de la vida, pero el "Manolo" de la Churrería panameña era un emigrante catalán, según me contaron las saloneras del propio local, ya fallecido y que fundo la churrería en 1972. Se llamaba Francisco por lo que cabe pensar que el nombre de Churrería Manolo tome el nombre y la inspiración en aquella de mi infancia.
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Más allá de estos pasajes personales que pretendo vincular a través de un churro, la verdad es que de la Churrería Manolo de Barcelona el 90% del recuerdo de infancia es la fritanga y sabor inimitable de sus patatas fritas. De la Churrería Manolo de Ciudad de Panamá me atrevo a afirmar que tiene unos churros tan, pero tan buenos, que si existiera un concurso mundial de Churrerías con un jurado que catara "a ciegas", seguro que levantaban la gran medalla de oro con su Churro de Arequipe. Ya saben: sábados por la mañana nos vemos donde "el Manolo" !!!
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dedicatoria: A mi hermano Jordi, con quien comparto esos recuerdos de los paseos dominicales con mi padre y a mi padre que sin darse cuenta nos abría los ojos a un mundo de fantasia e ilusión por las calles de Barcelona

Comentarios

  1. Las mejores patatas fritas del mundo!!! Todavia recuerdo cuando Manolo me preguntaba al parar delante con mi taxi, te las vas a comer ahora? Y si era que si, les ponia la sal al punto!!!

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