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Si en España me vuelve loco el vino generoso de Andalucía como ejemplo de vinos irrepetibles y únicos en el mundo gracias al juego de la crianza biológica vs la oxidativa, de Alemania me atrae la amplitud de registros que es capaz de soportar la Riesling y como una casta blanca puede llegar a albergar una riqueza tan infinita sin tener demasiado grado alcohólico y sin necesitar la madera como compañera... en pocos lugares se demuestra con tanta contundencia la vital preponderancia del terruño y del tiempo.
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Consideren estas lineas una invitación a la lectura de este reportaje, va a desterrar por siempre el estigma de aquella leche de la mujer amada y quien se sienta atraido, ya sabe, en sus próximos viajes por Europa en las maletas de regreso a casa les recomiendo hacerse con unas pocas botellas para descubrir lo que esconden las etiquetas de bodegas milenarias como Schloss Johannisberger, responsables de los primeros vinos de vendimia tardía en el mundo y de "inventos" tan populares hoy como el "Vino de Hielo". Si no encuentran sus vinos, pueden gozar de los de St.-Urbans-Hof, Dr. Loosen o Jos Jos Prüm para iniciarse en los secretos del Riesling y para bolsillos sin resfriados recomiendo lo mejor de Egon Müller, Selbach-Oster, Weingut Georg Breuer y Robert Weil. Los súper dulces de Markus Monitor y los súper caros del legendario Helmut Dönnhoff.
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