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Perdidos en el bosque

Pasadas las comilonas de Nadal y Sant Esteve, una obsesión rondaba en el grupo familiar, hacer una incursión en el bosque para buscar las últimas setas del año. En diciembre es practicamente imposible encontrar los deseados "rovellons" o níscalos, la seta perfecta para hacer a la brasa, pero para fanáticos como nosotros que pasamos el año fuera de Catalunya, el mero hecho de perderse en el bosque para deleitarse con el paisaje y los aromas de pinos, alcornoques y de la riqueza del sotobosque ya es un premio. Eso fue lo que hicimos, perdernos durante unas horas en un lugar secreto cerca de La Bisbal d'Empordà en la comarca del Baix Empordà en Girona, porque los "boletaires" o cazadores de setas jamás desvelamos nuestros rincones forestales donde preveemos éxito y abundancia en la captura
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No todo estaba perdido, si bien no esperabamos encontrar rovellons, algunos tipos de "bolets" que son de aparición más tardía y su presencia en el bosque mediterraneo se puede alargar hasta las navidades. Es el caso de los "Fredolics", "camagrocs" o muy especialmente las "llanegues" que son espectaculares en los guisados con carne de conejo o ternera que hace mi madre.
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El gran protagonista de la escapada forestal no fue la seta, fue la "Cirereta de bosc" o cerecitas del bosque, conocida fuera de catalunya como el Madroño. Las moras ya no presentaban su mejor aspecto pero las cireretes estaban en su momento perfecto y el suelo del bosque estaba trufado de ellas.
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Muchas setas podridas por la humedad, la mayoría que encontramos de escaso valor gastronómico o no comestibles, la mañana avanzaba lastimosamente por la escasa captura hasta que diviso lo que parecen dos ejemplares de "rovellons", el corazón salta de alegría, parece que si son, pero hay que darle la vuelta a la seta para hacer una última comprobación... no lo son, son setas que se parecen mucho pero que no son comestibles, en mi pueblo se conocen como las "cabras" por la leche que sueltan al rascarlas. una profunda decepción hasta que pocos metros de distancia mi padre grita como un poseso: "llaneeeeeeeeeeegues"

Acudimos veloces, mi padre ha localizado una llanega preciosa que conserva todo su esplendor, hay que buscarlas a los pies de los alcornoques, y en el caso de esta seta cuando se encuentra una hay que observar muy bien los alrededores porque acostumbra a tener compañeras, tuvimos suerte porque efectivamente era una colonia de llanegas y pudimos llenar el cesto con una cantidad suficiente como para un guisadito.
Salimos del bosque con un cesto poco glorioso por la época del año, pero para nosotros el mero hecho de habernos perdido por unas horas en el bosque es el mejor regalo de las navidades, porque no hay otro lugar en Catalunya donde sienta más la esencia de mis raices mediterraneas que en un bosque, si el olfato es el más apreciado de los vehículos de la memoria, hemos estado cargando las pilas de nuestros ancestros hasta las próximas navidades.
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