A medida que voy conociendo todos los rincones de Ciudad de Panamá en lo que a restauración se refiere quedo más sorprendido por la amplitud de la oferta. Al desembarcar en un nuevo país, uno tantea varios restaurantes por proximidad de movimientos, por tipo de cocina o por referencias de amigos y de forma natural se produce una primera selección de favoritos que ya he comentado en anteriores posts: Can Masoliver, Rincon Suizo, Pomodoro, Bodegón, S'cena, Eurasia, Ten Bistró, Fuji, Gaucho's, Golden Unicorn, Ginza, GranClement...
Unos cuantos lugares donde quedar satisfecho por comida, atención, entorno, por los niños, y sin darse cuenta acabamos siendo fidelizados por las certezas en el plato pero también como forma de anclarse en el país y sentirse cómodo en la calle.
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Después de esa primera etapa que podría considerar "conservadora" en cuanto a la reiteración de visita a los lugares frecuentes, con la consolidación de la vida el mundo se nos va abriendo y eso nos lleva a intentar descubrir nuevas propuestas e incorporar referencias imperdibles en el catálogo del gusto.
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Hoy quisiera destacar a algunos restaurantes que son de nuevo cuño y cuya trayectoria en Panamá todavía es joven pero exitosa. Curiosamente la mayoría de estos nuevos proyectos responden a la iniciativa de extranjeros que como yo piensan que Panamá es un corazón que late con una enorme fortaleza y que merece la pena invertir en esfuerzo y pasión por este país.
Unos cuantos lugares donde quedar satisfecho por comida, atención, entorno, por los niños, y sin darse cuenta acabamos siendo fidelizados por las certezas en el plato pero también como forma de anclarse en el país y sentirse cómodo en la calle.
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Después de esa primera etapa que podría considerar "conservadora" en cuanto a la reiteración de visita a los lugares frecuentes, con la consolidación de la vida el mundo se nos va abriendo y eso nos lleva a intentar descubrir nuevas propuestas e incorporar referencias imperdibles en el catálogo del gusto.
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Hoy quisiera destacar a algunos restaurantes que son de nuevo cuño y cuya trayectoria en Panamá todavía es joven pero exitosa. Curiosamente la mayoría de estos nuevos proyectos responden a la iniciativa de extranjeros que como yo piensan que Panamá es un corazón que late con una enorme fortaleza y que merece la pena invertir en esfuerzo y pasión por este país.
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En la vía Porras, muy cerca de Bodega Mi Amiga, encontramos en pequeño lugar, nueva localización del restaurante Limoncillo ahora con el apellido Pony Club, pero con la misma sensibilidad en cocina y sala. Una carta con muchos guiños mediterraneos y algunos platos de gran mérito y extrema sencillez como un queso feta con aceite, cortezas de limón y aromas de romero que es increible.
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En el sector de San Francisco siguen apareciendo nuevas aventuras que resaltar, hay una milla de oro gastronómica entre calle 50 y Via Israel, muy cerca de mis queridos amigos de El Bodegón, destacaría la franquicia peruana Segundo Muelle, como el nombre indica principalmente disfrutamos de cocina del mar con un espíritu de vanguardia sin perder los sabores tradicionales de ceviches, causas, tiraditos y otras delicias limeñas excelentes. Nos hacía falta una propuesta peruana con este nivel, si a ello le sumamos un espacio acogedor, un servicio bien dirigido y un pisco sour sublime, nos van a ver mucho por ahí.
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A poca distancia, en plena Vía Israel, encontramos otra interesante novedad de capital colombiano y venezolano, Don Patacón. El nombre pareciera invitar a identificar una propuesta de comida callejera pero es todo lo contrario, se trata de un espacio con un interiorismo precioso, con un diseño contemporaneo en donde unas fotografías gigantes muy sugerentes dominan las paredes. El restaurante clama por la cocina panameña de autor lo que resulta una importante novedad en la plaza ya que revisa la sazón y las formas culinarias de la tradición de este país pero lo hace aportando nuevas ideas gracias a un chef formado en buenas cocinas y mejor escuela en Barcelona. Las carimañolas, empanadas, arroces, pollo, patacones y otras bases de la dieta fundamental del panameño adquieren aquí categoría de gran cocina.
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En Costa del Este, por donde anda creciendo la nueva Ciudad de Panamá para albergar a la creciente comunidad extranjera profesional y a las clases más pudientes en sus urbanizaciones de alto estatus, poco a poco va desarrollándose la oferta gastronómica. El Restaurante que más ha destacado hasta el momento es La Vitrola, restaurante que más que una franquicia es una versión muy distinta de aquel que es referencia de calidad en la Cartagena colombiana. El proyecto es tremendamente ambicioso en lo que inversión estética se refiere, en concreto, su terraza es fantástica para tomar una copa después de cenar y en su interior, sitúa en un extremo un escenario para música cubana en vivo que recuerda la escenografía de películas musicales como Tango o Flamenco del director de cine español Carlos Saura.
En Costa del Este, por donde anda creciendo la nueva Ciudad de Panamá para albergar a la creciente comunidad extranjera profesional y a las clases más pudientes en sus urbanizaciones de alto estatus, poco a poco va desarrollándose la oferta gastronómica. El Restaurante que más ha destacado hasta el momento es La Vitrola, restaurante que más que una franquicia es una versión muy distinta de aquel que es referencia de calidad en la Cartagena colombiana. El proyecto es tremendamente ambicioso en lo que inversión estética se refiere, en concreto, su terraza es fantástica para tomar una copa después de cenar y en su interior, sitúa en un extremo un escenario para música cubana en vivo que recuerda la escenografía de películas musicales como Tango o Flamenco del director de cine español Carlos Saura.
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En lo que a restauración se refiere, La Vitrola ofrece cocina colombiana, o mejor dicho, cocina "vitroliana", con mi esposa coincidimos que su carta de pescados es de lo mejor que hemos conseguido en Panamá, por recetas pero también por unas cocciones en su punto, como a nosotros nos gusta. Por cierto, su arroz al coco con un toque de papelón es el mejor que he comido en mi vida.
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Estos restaurantes, además de su juventud en el mercado, tienen en común una puesta en escena vanguardista en lo que a estética arquitectónica se refiere llevando al cliente a un entorno donde el diseño de interior es acogedor en su modernidad, cada detalle está cuidado al máximo y en el que la oferta no viene a suplantar a los restaurantes de larga tradición y éxito en la ciudad, son complementarios y contribuyen a que cada día sea más divertido comer en Panamá, sean todos bienvenidos y que tengan larga vida.
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