La noche del pasado jueves tuvo lugar en el restaurante del casco viejo Indigo lounge & Bazaar un singular combate entre vinos blancos y tintos de Castilla León y Catalunya. La idea no era que la sangre llegara al río, ni reproducir peleas seculares entre los dos territorios. La propuesta se basaba en poner sobre la mesa y la copa dos universos llenos de contrastes, de diferencias, algunas semejanzas y un marcado carácter propio de la diversidad geográfica y cultural entre la España continental y la franja mediterranea de la península ibérica.
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Para algunos de los invitados la balanza se decantó apasionadamente por los vinos de una u otra región. Bajo mi personal punto de vista, intentando no barrer para casa, diría que se produjo un empate técnico. En el torneo entre vinos blancos, Ambisna verdejo resultó ser más versatil para adaptarse al plato mientras que Barbara Forés El Quintà de Garnacha blanca con crianza resultaba atractivo como vino para "tertulia", para ser gozado sin necesidad de tener un plato como compañía.
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En el caso de los tintos, el empate fue mucho más evidente, podria decir que el Óptim de Mas Franch triunfó en los primeros minutos por su perfil goloso y seductor contra un Alinde con la sobriedad y potencia de un toro que se mostraba todavía incierto. Con el paso de los minutos el vino de Toro adquirió una fabulosa elegancia y perfecto equilibrio entre fruta y madera y podría decir que superó a su rival en el foto finish, aunque eso en el universo del vino quizás sea muy relativo.
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Oriol, ¡buen provecho!
ResponderEliminarYa te imaginmos aboreando, virtualmente, esa carne, llanera.
Ya vendras, mientras tanto, buen provecho