El fútbol es una de mis grandes aficiones desde muy niño, lo practiqué hasta después de los 30 con pasión. Aprender cada día, mejorar la técnica, entrenar y participar en el juego de un equipo era la máxima ilusión de aquel adolescente que un día fui.
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Todo el que ha practicado un deporte inevitablemente ha tenido ídolos a los que imitar, en mi caso muchos de los jugadores del Barcelona de aquella época.
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El mejor de aquel Barcelona de mis años de adolescencia era un exquisito centrocampista alemán llamado Bern Schuster, capaz de mover el balón por todo el terreno sin siquiera mirarlo, lanzando pases de gran distancia hacia los extremos con una precisión inaudita o trabajando en la dirección de las operaciones cual Napoleón dirigiendo a sus tropas.
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Mi incansable búsqueda del talento de otros futbolistas me llevó a mirar más allá del club de mis amores. Por aquel entonces no era tan sencillo como ahora poder ver partidos de fútbol de otros paises por lo que había que esperar a la disputa de los grandes torneos internacionales, así añadí a mi personal lista de ídolos a jugadores como el francés Michel Platiní, el brasileño Zico o el mexicano Hugo Sánchez que aún siendo odiado por pertenecer al máximo rival, el Real Madrid, en secreto reconocía su increible capacidad para ejecutar goles. Maradona no alcanzó en mis afectos juveniles la misma importancia por su decepcionante paso por el FC Barcelona aunque su actuación en el mundial del 86 no tenga otro calificativo que memorable.
Todos estos futbolistas fueron mágicos para mí, pero por encima de ellos uno me robó el corazón y fue el máximo exponente de mis pasiones, se trataba del delantero centro del mejor Liverpool de la historia, el jugador del País de Gales Ian Rush.
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El 9 de los reds era un goleador con un instinto increible para estar siempre en el lugar adecuado para rematar a gol, era un especialista en finalizar jugadas de contrataque y con una capacidad de anticipación sobre los movimientos del portero y los defensas tan hábil que podía elegir siempre la mejor manera de finalizar la jugada. El resultado casi siempre era el mismo: Gol de Rush, Victoria del invencible Liverpool.
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Ian Rush se convirtió en mi gran ídolo porque no era un talento inalcanzable tocado por una mano "divina" como Maradona, no, Rush era como cualquiera de nosotros, un deportista consciente de sus recursos limitados pero que era capaz de sacar el máximo partido de sus valores y esconder sus limitaciones. Él me demostraba que se podía ser el mejor sin haber recibido el don de una técnica perfecta, ni disponer de grandes recursos en el regate, ni poseer una velocidad endiablada.
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Fue el mejor especialista gracias al esfuerzo por entender la dinámica del juego, desarrollar el instinto para saber en cada momento donde situarse para ofrecerse a los compañeros en la posición mas ventajosa posible para finalizar una acción y ser inteligente para comprender la filosofía de juego de equipo que practicaba aquel increible equipo inglés. Ian Rush no tuvo las cualidades de Pelé Cruyff o Maradona, pero como especialista goleador fue el mejor de su generación.
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Los datos estadísticos de su trayectoria son hoy tan abrumadores que varios de los registros goleadores que consiguió siguen siendo históricos y no superados en las islas británicas. Su carrera hubiera tenido otra dimensión de no haber nacido en el País de Gales, ello le imposibilitó destacar en las grandes citas mundiales, si además le sumamos la expulsión de los clubs ingleses de las competiciones europeas por la violencia de sus aficionados, el mejor Rush y el mejor Liverpool de la historia solo pudo ser gozado en sus fronteras y en los ojos de fanáticos que como yo cada fin de semana buscaban la forma de seguir admirando su desempeño.
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Aquella imagen del espigado delantero con bigotito alzando los brazos para celebrar su enésimo gol permanecía en el baúl de los recuerdos de adolescencia, recuperado esporádicamente gracias a los videos VHS que todavía guardo. Recién cumplidos los 40 lo menos que podía imaginar que sucedería es tener la oportunidad de conocerlo en persona, y menos en Panamá. Pues todo esto sucedió hoy, leí una noticia breve en el periódico que anunciaba que el ex jugador del Liverpool estaba invitado por una empresa de telefonía para ofrecer un clínico de tres días para jóvenes futbolistas panameños.
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Aquella imagen del espigado delantero con bigotito alzando los brazos para celebrar su enésimo gol permanecía en el baúl de los recuerdos de adolescencia, recuperado esporádicamente gracias a los videos VHS que todavía guardo. Recién cumplidos los 40 lo menos que podía imaginar que sucedería es tener la oportunidad de conocerlo en persona, y menos en Panamá. Pues todo esto sucedió hoy, leí una noticia breve en el periódico que anunciaba que el ex jugador del Liverpool estaba invitado por una empresa de telefonía para ofrecer un clínico de tres días para jóvenes futbolistas panameños.
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Me informé del lugar y aparecí en el mejor momento, ya había terminado la sesión y el jugador estaba con un entrenador conversando, me acerqué y le expliqué mi historia. La tarde panameña avanzaba mientras sentados en el terreno de juego nos pusimos a conversar de los recuerdos y gestas de aquella época, él porqué las protagonizó, y yo porqué las admiré. Su memoria no falla al recordar casi cada gol que marcó, la mía tampoco. Aquel que fue ejemplo y motivación hace tantos años, es hoy un hombre de amabilidad y exquisito trato, lo más emocionante es que sigue dando ejemplo, hoy lo hizo al enseñarle a un grupo de niños con discapacidades. Quizás sea el mejor gol de su vida.
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Dedicado a mis hermanos porque ellos entenderán mejor que nadie el significado tan íntimo de este encuentro y a los que fueron mis compañeros de equipo que me apodaban "Rush".
Oriol lo que tu te propones lo haces, caso como este en el que pasados tantos años te encuentras con este jugador, idolo de deporte que bien te conocemos y que por el mismo sientes mas que fanatismo: !pasion¡
ResponderEliminarYa te imagino en esa cancha, hablando con Shuster.!Flipando¡
No propiamente Shulster,tal como lo menciono en el anterior comentario, sino el que mientas alli como Rush. Ya me comprenderas. Se algo de base-ball, de foot ball, lo aprendido de ti y Armando Iachini, de lo que se evidencia que soy un mal alumno.
ResponderEliminarEn el mejor de los casos, considero que siempre estaras ¡flipando!, mas aun cuando con el mismo jugador coincidistes en un restaurant de alli, de Panama, canal y barcos de por medio.enarbolando un CAVA.¡ Salud!
Querido Humberto,
ResponderEliminarLa verdad es que ha sido la semana de Ian Rush porque estuvo 3 dias en Panamá y las casualidades se pusieron de mi lado, por leer con detenimiento la prensa en los desayunos (que como sabes es mi tradición secular) lei la nota breve en la que anunciaba su presencia, luego tomar la decisión de acercarme hasta los campos de entrenamiento y conseguirmelo solo junto al seleccionador de futbol de Panamá por lo que pudimos conversar amigablemente y sin prisas de mil anécdotas de la década de los 80...
Luego la casualidad al dia siguiente en el restaurante de las esclusas del Canal, feliz encuentro que celebramos con un brindis espumoso... y hoy, mi amigo Pere Masoliver lo recibe en su restaurante y resulta que él también era un fanático del jugador y me llama por teléfono para comentar que han conversado sobre la increible memoria que tengo sobre mil datos de goles y partidos y que el jugador confiesa que gracias a ello vuelve a recordar algunas gestas que había olvidado... en fin, poco podía imaginar yo que después de tan largo trecho recorrido en la vida regresara a mi memoria y de forma tan vivaz la influencia que tuvo en mi aquel jugador con el que soñaba poder llegar a imitar en su extraordinaria capacidad para marcar cientos de goles.
Hola Oriol soy Norma desde NZ, que hermosa experiencia, estoy que lloro, porque yo son fanática del futbol, siempre digo que si fuera hombre seria futbolista o narrador de futbol!. Me ha encantado leerte hoy porque ayer casualmente, por fin convencí a Hiro de empezar a jugar futbol, aunque aquí todo es Rugbi, y él realmente solo sueña con la Formula Uno, pero por fín logramos ir, y yo era la propia "OYABAKA", gritando por los pequeños pases de pelota que Hiro hacía a sus compañeros... los dos celebramos el par de goles que hizo, aunque uno fue un autogol, ja,ja,ja!.... Pero sinceramente, me alegra mucho saber de tu encuentro con Rush, seguro será inolvidable para tí, y no dudo que también para el gran goleador.
ResponderEliminarsaludos a Selva y a los niños!
Querida Norma, que alegría recibir noticias vuestras desde NZ. No sabia de tu gran afición por el fútbol aunque siendo andina sin duda creciste en el rincón más "futbolero" de Venezuela.
ResponderEliminarQue divertida la historia que cuentas de Hiro, ya te imagino entre el público celebrando cada gol, sobretodo levantandole la moral después del autogol !!!
Deseo saber mucho más de como va vuestra vida en NZ, hace demasiado que no hemos conversado, os escribo por mail para que nos pongamos al día.
besos para todos en casa,
Oriol