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El ratoncito pérez

Esta mañana, mientras desayunabamos en familia, mi hija mordió una galleta y se escuchó un pequeño ruido en su boquita... abrió los ojos y cuidadosamente sacó con los dedos un diente de leche, el primero que le cae, sin dolor y sorpresivamente después de un vaivén dental anunciado en los últimos días. Se le iluminó la mirada y enseñándonos la pieza clamó por la magia del ratoncito pérez... por la monedita que le traerá esta noche como intercambio por el dientecito de debajo de la almohada. Del mismo modo que puede recordar mi infancia más pretérita la primera vez que le coloqué una colonia cuando era una bebé, hoy, la escena del diente me transportó a mi habitación en la calle Ganduxer de Barcelona y a la alegría inmensa por descubrir el pequeño regalito del roedor en mi cama.

De todas las magias e ilusiones infantiles, sobretodo por la fuerza de las navideñas, el ratoncito pérez ocupa un peldaño menor, insignificante como el tamaño de ese diente pueril, sobretodo porque a la tercera o cuarta pérdida de una pieza, el ratón ya no acude a la cita fruto de la cotidiania del suceso y a que el miedo del infante ante el primer percance ha desaparecido... el ratoncito es la cura que más rápido sutura, es la medicina de la ilusión.

Esta tarde, cuando llegué a casa, mi hija se acercó a mi cara, abrió la boca sonriendo y apretando los dientes sopló con fuerza para que el aire pasara por el hueco: "papi, ahora te puedo refrescar con mi aire si tienes calor"

Comentarios

  1. Anónimo2:25 p. m.

    El ratoncito Pérez... como bien has dicho, a mi me ha transportado a mi cuarto en Madrid, a esa almohada, a levantarme excitado a ver si había algo. Los niños son lo máximo

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  2. Anónimo3:25 p. m.

    mmmmmm que recuerdos. dale un beso a Selvita de mi parte.

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  3. cuando uno tiene uno... me refiero a un hijo... todos los demas los siento mios... este texto realmente me conmovio... que magia ademas del deja vu... estupendo estas vainas son unicas... disfrutalas...

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