El pasado sábado recalamos en el restaurante japonés Kasuki, venia recomendado por un buen amigo que habia destacado las bondades de su oferta. El local es precioso, en una de las casas del pueblo, decorado con un gusto exquisito al más puro estilo del minimalismo de vanguardia en Japón.
Como acostumbro a hacer en la primera visita a un restaurante, hablé con el cocinero para invitarle a que me sorprendiera con lo mejor y más interesante de la carta... este método acostumbra a salir más caro pero es la mejor forma de conocer el nivel culinario de un restaurante que se precie en destacar al autor.
Empezamos con unos rebozados de camarones excelentes, mi hija los acaparó de tanto que le gustaron, continuamos en la vía caliente con otra propuesta rebozada de calamares que resultaba transgresor en su propuesta de dulce-salado, la salsa era para mi gusto demasiado opuesta a la sensibilidad del calamar... en ese momento entendí porque en Kasuki se habla de la fusión brasileña y japonesa, el alma del restaurante, Kasuki san, es brasileño de nacimiento aunque de padres japonenes y ama el encuentro de ambas culturas, en este caso no me pareció genial pero prometo intentar con otras propuestas que me dijo que me sorprenderían.
El cambio de tercio del menu hacia el mundo de los roll fue espectacular. uno de anguila ligeramente tempurizada conquistó a mi mujer pero a mi el que me quitó el habla fue el "verano roll", el atún crudo en finas capas hace de continente en el roll abrazándolo, en el interior la mezcla clásica de vegetales y finos fideos frios se disfrazan de arroz. El sabor era extraordinario, sutil, elegante y profundamente equilibrado... me emocioné porque era el auténtico e inimitable sabor de un roll japonés de aquellos que durante varios años pude disfrutar en mis viajes y estancias en el país del sol naciente.
Me levanté para abrazar a Kasuki por tamaño logro, demasiados años sin probar un roll de tanta calidad.
En pocos años la cocina nipona se ha convertido en fast food, a principios de los noventa cuando entré en contacto con la cultura japonesa y su gastronomía en las ciudades de Europa, en mi caso Barcelona, solo se podia comer su cocina en los pocos restaurantes de alto nivel. Luego apareció el fenómeno de masas que simplicó y globalizó su gastronomía en manos de franquicias y restaurantes de medio pelo.. así la cocina nipona sigue a la china, a la tex-mex, a la pizza, hamburguesa en su banalización y pérdida de sabores ancestrales para acabar teniendo un regusto de plástico, ingredientes poco cuidados... todo perfecto para el dia que queremos imitar la comida de esa nación, pero simplemente resulta eso, una imitación barata que deja insatisfecho.
Como en tantos casos el modelo globalizado de una restauración de origen nacional y exótico aparece mutado gracias a los modelos de negocio que nacen desde estados unidos. En el caso japonés, tan o más grave que la versión globalizada de comida mexicana, pude adivinar esa tendencia en 1992 cuando comí por primera vez en Los Angeles en un restaurante japonés plagado de versiones californianas de maki... el queso crema aparecia como relleno y con él se iba al traste el inimitable sabor del Japón.
Gracias Kasuki por hacer de ese instante un auténtico reencuentro con tus ancestros, por el momento creo que evitaré profundizar en tus fusiones carioco-tokiotas y me centraré en el arte que has sabido imprimir a tu cuchillo después de 20 años de respeto hacia tradiciones que jamás deberían ser alteradas.
Uatashino tomodachi, Onakaipai !!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Como acostumbro a hacer en la primera visita a un restaurante, hablé con el cocinero para invitarle a que me sorprendiera con lo mejor y más interesante de la carta... este método acostumbra a salir más caro pero es la mejor forma de conocer el nivel culinario de un restaurante que se precie en destacar al autor.
Empezamos con unos rebozados de camarones excelentes, mi hija los acaparó de tanto que le gustaron, continuamos en la vía caliente con otra propuesta rebozada de calamares que resultaba transgresor en su propuesta de dulce-salado, la salsa era para mi gusto demasiado opuesta a la sensibilidad del calamar... en ese momento entendí porque en Kasuki se habla de la fusión brasileña y japonesa, el alma del restaurante, Kasuki san, es brasileño de nacimiento aunque de padres japonenes y ama el encuentro de ambas culturas, en este caso no me pareció genial pero prometo intentar con otras propuestas que me dijo que me sorprenderían.
El cambio de tercio del menu hacia el mundo de los roll fue espectacular. uno de anguila ligeramente tempurizada conquistó a mi mujer pero a mi el que me quitó el habla fue el "verano roll", el atún crudo en finas capas hace de continente en el roll abrazándolo, en el interior la mezcla clásica de vegetales y finos fideos frios se disfrazan de arroz. El sabor era extraordinario, sutil, elegante y profundamente equilibrado... me emocioné porque era el auténtico e inimitable sabor de un roll japonés de aquellos que durante varios años pude disfrutar en mis viajes y estancias en el país del sol naciente.
Me levanté para abrazar a Kasuki por tamaño logro, demasiados años sin probar un roll de tanta calidad.
En pocos años la cocina nipona se ha convertido en fast food, a principios de los noventa cuando entré en contacto con la cultura japonesa y su gastronomía en las ciudades de Europa, en mi caso Barcelona, solo se podia comer su cocina en los pocos restaurantes de alto nivel. Luego apareció el fenómeno de masas que simplicó y globalizó su gastronomía en manos de franquicias y restaurantes de medio pelo.. así la cocina nipona sigue a la china, a la tex-mex, a la pizza, hamburguesa en su banalización y pérdida de sabores ancestrales para acabar teniendo un regusto de plástico, ingredientes poco cuidados... todo perfecto para el dia que queremos imitar la comida de esa nación, pero simplemente resulta eso, una imitación barata que deja insatisfecho.
Como en tantos casos el modelo globalizado de una restauración de origen nacional y exótico aparece mutado gracias a los modelos de negocio que nacen desde estados unidos. En el caso japonés, tan o más grave que la versión globalizada de comida mexicana, pude adivinar esa tendencia en 1992 cuando comí por primera vez en Los Angeles en un restaurante japonés plagado de versiones californianas de maki... el queso crema aparecia como relleno y con él se iba al traste el inimitable sabor del Japón.
Gracias Kasuki por hacer de ese instante un auténtico reencuentro con tus ancestros, por el momento creo que evitaré profundizar en tus fusiones carioco-tokiotas y me centraré en el arte que has sabido imprimir a tu cuchillo después de 20 años de respeto hacia tradiciones que jamás deberían ser alteradas.
Uatashino tomodachi, Onakaipai !!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Oriol ese es uno de los mejores restaurantes Japoneses que quedan en la ciudad yo estoy 100% de acuerdo BUENISIMO bravo por Kasuki
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