Hace dos semanas en una visita comercial cotidiana para la difusión de nuestros vinos en Los Palos Grandes recalé en el Restaurante Yantar inaugurado hace casi tres meses en ese espacio llamativo y aglutinador que se conoce como La Cuadra Gastronómica. Conversaba con la gerente de compras sobre los productos y como encajar con su propuesta gastronómica cuando la palabra cocina "Catalana" surgió como base de su propuesta.... mis ojos se iluminaron y afloró ese orgulo patrio del que sabe que su terruño hace años se convirtió en referencia y guía imprescindible de la vanguardia culinaria mundial...
Catalunya en los ultimos 100 años ha sido referencia mundial en pocas ocasiones, sobretodo gracias a los logros en el terreno de las artes. A finales del siglo XIX y en las primeras décadas del Siglo XX con el movimiento modernista que encumbró la figura del arquitecto Antoni Gaudí y preparó el terreno a una gran generación de artistas célebres como Mirò, Dalí y "nuestro" Picasso. En la segunda mitad del XX con una extraordinaria generación de voces líricas: Montserrat Caballé, Victoria dels Angels, Josep Carreras, Jaume Aragall.... El fin de siglo e inicio del nuevo milenio Catalunya regresa a los focos gracias a los fogones y a las personalidades de Santi Santamaría, Ferran Adrià, Joan Roca o Carme Ruscalleda...
¡¡¡ Cuanto le debe Catalunya al prestigio de sus fogones !!!!!!!!
Minutos después se incorporaban a la conversación Tatiana y Enrique Limardo, matrimonio, socios y cocineros venezolanos que hace varios años sintieron la imparable atracción por acercarse a tierras catalanas para construir su identidad profesional al abrigo de las experiencias en cocina y asumir el carácter emprendedor intrínseco de las gentes de mi patria.
Se conocieron en la escuela de Sant Pol de Mar, muy cerca del templo culinario de Carme Ruscalleda y tuvieron la oportunidad de vivir las interioridades de El Bulli o El Celler de Can Roca y fogearse en templos menos conocidos fuera de nuestras fronteras pero de enorme trascendencia como El Racó d'en Freixa de Barcelona tan querido por mi o la singular cocina del Hotel con más encanto del país, el Mas de Torrent en el corazón de l'Empordà idílico, nuestra pequeña toscana. Regresaron a Venezuela para poner en práctica lo aprendido en su propio negocio. Empezaron en La Lagunita con el restaurante Paprika y en cuanto apareció la oportunidad de abrir su negocio en la milla de oro gastronómica de Los Palos Grandes no se lo pensaron dos veces y nació Yantar para deleite de los que amamos el idem.
Disfrutamos la conversación y al poco rato aparecían dos platillos de sabiduría catalana, un ragout de Mar i Muntanya y un pescado con Sanfaina que contrapunteaban con mis vinos. Insuperable. Fue tanto el placer del momento que me perdí parte del partido Barça-Liverpool al que había reservado previamente todo mi tiempo y pasión. Prometí regreso con mi familia y pude cumplir este domingo.
Abrimos el fuego con la versión de pizca andina con huevo poché de Enrique, todo un reto que consigue renovar este clásico de las posadas y mercados merideños sin que pierda el alma. Cambiamos al lado catalán con la ración completa de Ragout de Mar i Muntanya, mi mujer y yo nos peleamos por cada uno de los guisantes, por las setas y calamares, por una salsa inconmensurable y con una profundidad de sabor que sitúa este plato entre mi personal top ten caraqueño. La visita a Yantar queda abosultamente justificada con este Mar i Muntanya, para los que gustan de un solo plato y no comer demasiado, en él encontrarán plena satisfacción.
Continuamos por el mundo del pescado con un Mero al horno con espiritu criollo gracias a una base de arroz y plátano y la presencia del cilantro, todo un ejemplo de la fusión entre las dos cocinas, un abc catalán con ingredientes de la despensa americana, genial la aportación del cilantro en sustitución del perejil para fomentar recuerdos nasales. Aún mejor para mis intereses catalanistas fue el róbalo -con una cocción de mínimos para no perder ni un ápice de su textura natural- entarimado sobre el sofrito clásico catalán, la samfaina. Una propuesta que me emocionó y me transportó a un increible restaurante de pescadores del pueblo costero de Palamós. De postres un guiño a la modernidad con una mousse de crema catalana con su azucar quemado.
Una fusión entre dos continentes con platos inclinados claramente hacía uno u otro lado del Atlántico, yo no pude evitar dejarme llevar por el influjo de la Costa Brava en mi primera sesión... en las próximas visitas prometo adentrarme en el corazón de esta propuesta mestiza, verdadero motor de las intenciones del matrimonio Limardo.
Catalunya en los ultimos 100 años ha sido referencia mundial en pocas ocasiones, sobretodo gracias a los logros en el terreno de las artes. A finales del siglo XIX y en las primeras décadas del Siglo XX con el movimiento modernista que encumbró la figura del arquitecto Antoni Gaudí y preparó el terreno a una gran generación de artistas célebres como Mirò, Dalí y "nuestro" Picasso. En la segunda mitad del XX con una extraordinaria generación de voces líricas: Montserrat Caballé, Victoria dels Angels, Josep Carreras, Jaume Aragall.... El fin de siglo e inicio del nuevo milenio Catalunya regresa a los focos gracias a los fogones y a las personalidades de Santi Santamaría, Ferran Adrià, Joan Roca o Carme Ruscalleda...
¡¡¡ Cuanto le debe Catalunya al prestigio de sus fogones !!!!!!!!
Minutos después se incorporaban a la conversación Tatiana y Enrique Limardo, matrimonio, socios y cocineros venezolanos que hace varios años sintieron la imparable atracción por acercarse a tierras catalanas para construir su identidad profesional al abrigo de las experiencias en cocina y asumir el carácter emprendedor intrínseco de las gentes de mi patria.
Se conocieron en la escuela de Sant Pol de Mar, muy cerca del templo culinario de Carme Ruscalleda y tuvieron la oportunidad de vivir las interioridades de El Bulli o El Celler de Can Roca y fogearse en templos menos conocidos fuera de nuestras fronteras pero de enorme trascendencia como El Racó d'en Freixa de Barcelona tan querido por mi o la singular cocina del Hotel con más encanto del país, el Mas de Torrent en el corazón de l'Empordà idílico, nuestra pequeña toscana. Regresaron a Venezuela para poner en práctica lo aprendido en su propio negocio. Empezaron en La Lagunita con el restaurante Paprika y en cuanto apareció la oportunidad de abrir su negocio en la milla de oro gastronómica de Los Palos Grandes no se lo pensaron dos veces y nació Yantar para deleite de los que amamos el idem.
Disfrutamos la conversación y al poco rato aparecían dos platillos de sabiduría catalana, un ragout de Mar i Muntanya y un pescado con Sanfaina que contrapunteaban con mis vinos. Insuperable. Fue tanto el placer del momento que me perdí parte del partido Barça-Liverpool al que había reservado previamente todo mi tiempo y pasión. Prometí regreso con mi familia y pude cumplir este domingo.
Abrimos el fuego con la versión de pizca andina con huevo poché de Enrique, todo un reto que consigue renovar este clásico de las posadas y mercados merideños sin que pierda el alma. Cambiamos al lado catalán con la ración completa de Ragout de Mar i Muntanya, mi mujer y yo nos peleamos por cada uno de los guisantes, por las setas y calamares, por una salsa inconmensurable y con una profundidad de sabor que sitúa este plato entre mi personal top ten caraqueño. La visita a Yantar queda abosultamente justificada con este Mar i Muntanya, para los que gustan de un solo plato y no comer demasiado, en él encontrarán plena satisfacción.
Continuamos por el mundo del pescado con un Mero al horno con espiritu criollo gracias a una base de arroz y plátano y la presencia del cilantro, todo un ejemplo de la fusión entre las dos cocinas, un abc catalán con ingredientes de la despensa americana, genial la aportación del cilantro en sustitución del perejil para fomentar recuerdos nasales. Aún mejor para mis intereses catalanistas fue el róbalo -con una cocción de mínimos para no perder ni un ápice de su textura natural- entarimado sobre el sofrito clásico catalán, la samfaina. Una propuesta que me emocionó y me transportó a un increible restaurante de pescadores del pueblo costero de Palamós. De postres un guiño a la modernidad con una mousse de crema catalana con su azucar quemado.
Una fusión entre dos continentes con platos inclinados claramente hacía uno u otro lado del Atlántico, yo no pude evitar dejarme llevar por el influjo de la Costa Brava en mi primera sesión... en las próximas visitas prometo adentrarme en el corazón de esta propuesta mestiza, verdadero motor de las intenciones del matrimonio Limardo.
CONY!!! Avisa!!!
ResponderEliminarJa ho saps, tota una troballa !!!!
ResponderEliminarEspero que ho gaudiu aviat