Mi suegro estuvo la semana pasada en el Estado Bolívar y a su regreso me ofreció dos valiosos presentes: Lau lau ahumado y un Pavón recién pescado... sin duda sabe que apreció mucho más descubrir que esconden estas dos joyas que todos los cochanos de Santa Elena de Uairén.
El Lau Lau ahumado ya lo conocía gracias a que Leo Dadazzio lo ofrecía en el SIG como maridaje de un extraordinario champagne. Ayer noche quise probarlo y como ofrece un sabor muy neutro pensé en añadir un poco de aceite de oliva y flor de sal, la combinación no funcionó, el aceite le robaba la sutileza de su sabor, preferí solo añadir un poco de sal y maridarlo con una copa de vino tinto Summa Varietalis de El Marqués de Griñón. Fue una buena idea ya que el Lau Lau consiguió transformar la cata del vino, suavizó los taninos y fomentó el lado amable de la fruta, una fruta más roja que nunca con sabores dulces de compota de grosella.
Este mediodia el protagonista era el Pavón, era la primera vez que lo iba a probar, y lo cocinábamos en casa... recibimos consejos variopintos sobre como prepararlo. Yo prefería hacerlo a la plancha lo más simple posible para valorar el sabor natural del pescado sin demasiados ingredientes que crearan ruido... como máximo aceite y sal . Mi mujer, dueña de la casa en estos tiempos de reciente maternidad, hizo caso omiso de mi punto de vista y se decidió por versionar una receta al horno de scannone con vino blanco, cebollitas y aji dulce principalmente.
Le quedó un plato buenisimo aunque inicialmente costó convencerme de que se trataba de un pez de río, imaginaba mayor intensidad fluvial en su carne y mayor potencia en ciertas partes del animal... principalmente en las áreas cercanas a la cabeza, los cachetes, la cola... Quizá ese es el gran mérito del Pavón, se comporta como un extraordinario pez marino, con unos lomos de lujo y una exagerada suavidad en la textura de la carne. Repetí la ración para concentrarme en esos valores, es entonces, ya liberado de los tópicos, cuando lo disfruté en plenitud.
El Lau Lau ahumado ya lo conocía gracias a que Leo Dadazzio lo ofrecía en el SIG como maridaje de un extraordinario champagne. Ayer noche quise probarlo y como ofrece un sabor muy neutro pensé en añadir un poco de aceite de oliva y flor de sal, la combinación no funcionó, el aceite le robaba la sutileza de su sabor, preferí solo añadir un poco de sal y maridarlo con una copa de vino tinto Summa Varietalis de El Marqués de Griñón. Fue una buena idea ya que el Lau Lau consiguió transformar la cata del vino, suavizó los taninos y fomentó el lado amable de la fruta, una fruta más roja que nunca con sabores dulces de compota de grosella.
Este mediodia el protagonista era el Pavón, era la primera vez que lo iba a probar, y lo cocinábamos en casa... recibimos consejos variopintos sobre como prepararlo. Yo prefería hacerlo a la plancha lo más simple posible para valorar el sabor natural del pescado sin demasiados ingredientes que crearan ruido... como máximo aceite y sal . Mi mujer, dueña de la casa en estos tiempos de reciente maternidad, hizo caso omiso de mi punto de vista y se decidió por versionar una receta al horno de scannone con vino blanco, cebollitas y aji dulce principalmente.
Le quedó un plato buenisimo aunque inicialmente costó convencerme de que se trataba de un pez de río, imaginaba mayor intensidad fluvial en su carne y mayor potencia en ciertas partes del animal... principalmente en las áreas cercanas a la cabeza, los cachetes, la cola... Quizá ese es el gran mérito del Pavón, se comporta como un extraordinario pez marino, con unos lomos de lujo y una exagerada suavidad en la textura de la carne. Repetí la ración para concentrarme en esos valores, es entonces, ya liberado de los tópicos, cuando lo disfruté en plenitud.
Jejejejeeje. ya te dije que ese Pavon era algo espectacular. Uno de los mejores pescados que he comido en mi vida
ResponderEliminartenias razón amigo !!!!!!
ResponderEliminarY ese no jugaba en el Madrid? jajaja Muy buen pescado
ResponderEliminar