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La recomendación es crítica

Regreso de las vacaciones de semana santa y al revisar mis mensajes después de varios días de descanso bloggero, encuentro un comentario que me llama muchisimo la atención y despierta, en este primer dia laboral del resto del año, algunas reflexiones sobre mi actividad bloggera y sobre la trascendencia de lo que escribimos.

El comentario realizado por "C.Fernández" es el siguiente:
Me encanta tu blog, siempre jocoso, profesional y muy útil. Por eso hoy, con ganas de comer algo sustancioso, nada fusión o molecular, invité a mi familia a comer al Bar Basque... "Oriol dice que es el mejor, ma, tranquila"..Aparte de la ley seca (que no es culpa de nadie, o mejor dicho sí, pero ni modo) debo decir que la jornada no fue nada satisfactoria. La atención, eso sí, maravillosa, ese par de señoras de mucho salero y solera, tan atentas, tan eficientes, me encantaron.. Pero la comida no, en absoluto. Las entradas (piquillos y chistorras) bastante decentes, con un pan insuperable, eso sí. Pero los principales (róbalo con langostinos, cordero y zarzuela de mariscos) vinieron bañados en una salsa poco lograda, de intenso sabor a vino sin cocinar, a tomate recién "echado"... maizena a montón... nada de esos esperados sabores probados en otros sitios (Costa Vasca, Urrutia, Pakea)Respeto mucho tu opinión y la de otros, pero creo que no soy tan exigente... Será que cambiaron el cocinero?

Escribí una cuidadosa y reflexiva respuesta a C.Fernández y a medida que profundizaba en ella me parecía un punto de vista que podía compartir abiertamente con todos vosotros.

Apreciado C.Fernández,
Es una pena que no disfrutarais de la experiencia, sobretodo en los platos principales, que para nosotros fueron tan llamativos (sobretodo el pescado en salsa txacoli)...

En el caso de Bar Basque la presencia de la familia Royo supone un gran porcentaje de la satisfacción final. En cuanto al mantenimiento de la calidad en la cocina desconozco si tienen altibajos acusados (habria que adivinar si el cocinero habitual estaba de vacaciones) aunque ya cuadré con mi esposa una segunda visita en el primer fin de semana que nos quedemos en Caracas. No dudes que estaré muy atento para transmitir la nueva experiencia.

Lo que si puedo decirte es que tanto Bar Basque como Casa Pakea me seducen por una comida muy casera que no he encontrado en otros lugares donde también abanderan cocina de tradición ibérica. En Ambos casos incluso aprecio con cariño sus "imperfecciones" en el teórico abc de las recetas y el mejor ejemplo serian los txipirones en su tinta... probablemente no son los mejores que he probado en mi vida porque soy un fanático que los pide en cuanto se relata en una carta y mi listón es altisimo... pero estos txipirones gozados en un rincón de Venezuela me hacen sentir invitado a una casa particular en Bermeo o en Getaria... en esos pueblitos del cantábrico tan maravillosos, o icluso en los cientos de tabernas de pintxos del casco viejo de Donosti. Esa teletransportación a través de un plato me emociona... aunque puede ser un evento tan personal e intransferible que a un tercero que focaliza el txipiron en su tinta solo por lo que es, sin otra referencia vital, pueda parecerle mediocre.

Quiero aclararte que este blog es tan personal e independiente y sin afán de lucro que hace tiempo decidí escribir sobre aquellas experiencias en restaurantes que me aportan algo positivo. Me gusta enfocar la recomendación a partir de una vivencia grata e intento detallarla (incluyendo los platos elegidos) para situar al lector en el contexto más concreto posible.

Te pongo un ejemplo práctico, soy un fan de la cocina de Carlos García y con el tiempo me he convertido en un amigo incondicional por su calidad humana. He disfrutado en innumerables ocasiones de su comida en la etapa Malabar. Solo en una ocasión, ¿ sería la décima u onceava ocasión que lo visitaba ?, tuve una muy mala experiencia en el restaurante... acompañado de personas muy apreciadas por mi y con el deseo de que apreciaran lo que tanto me gusta, la velada resultó negativa y ninguno de los comensales disfrutó de la mayoría de los platos del menú... luego me enteré que hubo razones de peso en la cocina y fue uno de aquellos dias en que nada funcionó. Para mis invitados su primer contacto con el restaurante fue negativo y solo mi insistencia en una segunda oportunidad permitió que vivieran una segunda experiencia que si resultó exitosa. Recientemente me enteré de que ya sin mi presencia estas personas habían comido dos veces más.

Este es uno de los aspectos más críticos de la recomendación gastronómica, de las guías especializadas, de los gurús, etc... cuando se basan en la experiencia real del que critica debe ceñirse en transmitir el detalle de lo vivido en primera persona... solo deberiamos ser categóricos en el comportamiento de un restaurante (trayectoria, calidad de la comida, del servicio, etc...) cuando nos hemos sentado varias veces a comer.

Tengo buenos ejemplos de ambos casos, Mokambo como garantia de trayectoria estable, cambia la carta, no cambia el personal de sala, no cambia la calidad de su cocina y uno queda satisfecho por lo que ofrecen... siempre es un éxito. En el lado opuesto, hay un restaurante italiano de comida casera muy conocido en El Hatillo, fui la primera vez por varias recomendaciones coincidentes y tanto para mi como para mi esposa, ambos con un gran amor por la mesa italiana, fue una enorme decepción por la escasa calidad de las pastas. Crei que era imposible que llegaran a el nivel que me habian comentado tantas personas y lo aparté de mis selecciones habituales. Meses después regresaba el contrataque de opiniones favorables hacia dicho restaurante... con una novedad... debiamos probar las pastas rellenas... pensé que ese habia sido el problema y regresamos para dar una segunda oportunidad... fue una debacle con mayúsculas y cerramos hasta nuevo aviso el regreso al lugar. ¿Esta tanta gente equivocada o yo he tenido dos dias de mala suerte?... para esto todavía no tengo una respuesta... quizá en una tercera visita que me provoca demasiada pereza.

Otro aspecto de vital importancia en la apreciación de un restaurante es el como y el cuando, visitar cualquier mesa el dia de la secretaria o el dia de los enamorados es garantía de fracaso porque en esas fechas todo se desborda y el restaurante se convierte simplemente en un convencionalismo social. En periodos de vacaciones puede pasar algo parecido, comer en una capital puede ser una odisea, o muchos están cerrados o, como pasa en las clínicas, en esas fechas solo atienden emergencias con el personal menos experto.

Muchas gracias por escribir tu opinión, en lo personal considero que es un honor inesperado saber que visitaste un restaurante a partir de mi crónica... Te aseguro que esto provoca en mi un mayor compromiso y rigor en la exposición de mis recomendaciones.

atentamente,
Oriol

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