Abre sus puertas el nuevo Can Masoliver

Esta semana destacó en el calendario gastronómico de Ciudad de Panamá la inauguración de la nueva sede del Restaurante Can Masoliver. Su propietario, el chef catalán Pere Masoliver invitó la noche del martes a que todos sus clientes y amigos compartieran un momento tan importante para la familia Masoliver y conocieran el nuevo espacio, una amplia casa de dos plantas al lado del Parque Andrés Bello en El Cangrejo que ha sido remodelada para ofrecer un ambiente mediterraneo acorde a la cocina y estilo del chef barcelonés.

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Para esta ocasión tan especial estuvo ampliamente representada la comunidad catalana presente en el país, entre los recién llegados mi persona y como visitante ilustre Miquel Angel Cerdà, el propietario de la bodega mallorquina Ànima Negra, amigo personal de Pere y cuyos reputados vinos ÀN y ÀN/2 representa mi empresa en la mayor parte de América Latina.

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Pere Masoliver ha tardado poco más de 4 meses en hacer realidad este sueño desde que decidió mudarse del histórico local en Bellavista donde primero vió la luz el Café Balear para acabar siendo la casa de Masoliver, el "Can Masoliver", como decimos en Catalunya.
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Pere recibió el agasajo de los amigos que le han acompañado en 18 años de aventura personal y profesional en Panamá. Desde que llegara al istmo procedente de Barcelona, "Pedro", se ha ganado el respeto y el cariño de la sociedad panameña.

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Nuevo espacio con energías renovadas: Con el cambio ha ganado en espacio y comodidad. En primer lugar destacaría la amplitud de la nueva cocina que le ha permitido organizar el espacio de trabajo con unas prestaciones muy superiores a las de antaño.
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En cuanto al comedor, ahora además del salón principal ha habilitado un bar con una amplia barra y cómodas mesas donde comer y hacer tertulia de un modo desenfadado.
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El resto de la casona está preparado para atender reuniones familiares o de empresa en salones como el de la imagen especialmente preparados para preservar la intimidad de los invitados. Entre los lugares fetiche, una terraza donde se puede degustar un buen cigarro y alargar la tertulia en un ambiente que recuerda a los patios interiores de las islas Baleares.
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Una bendición para los amantes de la buena mesa: Uno de los momentos más gratos de la velada fue la bendición del nuevo restaurante a manos del Pare Blanquerna, un valencià con más de 30 años de misión en Panamá. Sus sabias palabras y recomendaciones, en catalán cuando se dirigia a los que somos de este origen, nos hicieron sentir con fuerza que Can Masoliver es mucho más que un restaurante, es la embajada catalana del gusto...
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No me cabe duda que en estos 18 años Pere Masoliver ha hecho más por la difusión de la cultura catalana en Panamá que todas las misiones empresariales que hayan nacido desde lejanas oficinas burocráticas... quizás algun día nuestras instituciones políticas reconocerán esta importante labor. Mientras, Pere, seguimos trabajando por nuestras ilusiones, familias y el amor desinteresado por difundir nuestras raices.
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En estos momentos no puedo olvidar a personas como Carlos García, Enrique Limardo y Tatiana Mora en Caracas, Takeshi Nagahama en Nueva Zelanda, los hermanos Torres en Sao Paulo, Carme Ruscalleda y Oriol Balaguer en Tokio y a tantos otros que no conozco personalmente que día a día ensalzan con sus creaciones el espíritu de una cultura... quizás solo el FC Barcelona consigue a diario que el nombre de nuestra patria se difunda por el planeta de forma más trascendente de lo que es capaz de lograr un buen plato, pero el barça solo juega una vez a la semana mientras que un cocinero pone a diario sobre la mesa el espíritu del país.
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Invitación generosa: Pere ofreció un amplio menú de tapas y platillos representativo de su cocina catalana, balear y española: desde la imperdible tortilla de patatas acompañada de tostadas de pà amb tomàquet, mejillones en gabardina, ensalada de espinacas a la catalana, una crema de lentejas brutal, paella de mariscos, los famosos callos y tantas cosas que no pude cazar al vuelo enfrascado como estaba en conversar con tantos nuevos amigos.

Los vinos y licores también fueron deferencia de la casa y SDS Internacional apoyó con los vinos blancos de la bodega chilena Viu Manent, concretamente el Secreto Sauvignon Blanc y el Viu Manent Reserva Chardonnay. Para los tintos se ofreció el Protos crianza de la Ribera del Duero y el Cava fue Heredad de Segura Viudas.
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Desde las 5 de la tarde se abrieron las puertas del restaurante para agasajar a todos los que quisieron acercarse, el evento se alargó hasta pasada la medianoche lo que permitió un flujo constante de invitados y que nunca se sufriera aglomeraciones ni incomodidades, eso permitió amenas conversaciones y que aquel que quisiera pudiera sentarse a disfrutar en una de las mesas.

Entre los invitados, tuvimos el honor de compartir mesa y tertulia con el pintor más importante de la historia del arte en Panamá, Don Antonio Alvarado, sus cuadros están presentes en casi todos los rincones del restaurante fruto de su íntima amistad con la familia Masoliver, pudimos gozar de su carácter provocativo, de un hombre ilustrado y bon vivant que tiene amigos en todo el mundo. Desde Venezuela yo le traia un saludo muy especial de parte de su "hermano del alma" que no es otro que Miro Popic, Alvarado recibió el saludo con un abrazo y lágrimas en los ojos y ese fue el pasaporte con el que entré en su universo. A partir de ahí la noche se fue transformando en una madrugada inolvidable.

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