Marea alta, marea baja en el muelle de pescadores de la ciudad vieja de Panamá. Justo frente al mercado del marisco, las embarcaciones que faenan las costas cercanas a la capital del istmo, deben programar su trabajo según el horario de las mareas ya que la diferencia entre la cúspide y el mayor descenso puede llegar a superar los 18 pies. Normalmente el mejor momento para adquirir el pescado recién llegado coincidirá con la entrada de las embarcaciones antes de que la marea baja convierta el puerto en un lodazal.
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Los pescadores deben esperar a que las aguas tomen la bahia para que las naves puedan zarpar nuevamente en busca de pescado. La capital panameña disfruta de dos estampas opuestas en su frente costero gracias al impacto de la marea.
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Con la marea baja aparecen los cascos de embarcaciones hundidas frente al muelle... cualquiera sabe los años que llevan apareciendo y ocultandose bajo las aguas en este vaivén diario provocado por la influencia lunar.
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Muelle del Mercado de Mariscos. Lugar donde atracan los barcos de pesca para servir inmediatamente las capturas al mercado y los compradores mayoristas. Acostumbrados al bullicio, los marinos descargan la pesca y en el mismo muelle se subastan los mejores lotes recién desembarcados. Con la marea baja el espectaculo es intenso ya que por la diferencia de altura las cajas de pescado son izadas con cuerdas.
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