Hace unos meses se presentaban en Caracas Joan Manuel Serrat y Joaquin Sabina con su espectáculo Dos Pájaros de un tiro. Lo mejor del concierto no fueron las canciones archiconocidas que ambos han sido capaces de inventar a lo largo de su dilatada carrera musical y que para muchos conforman la banda sonora de sus vidas, no, lo mejor fueron los diálogos llenos de ironía y buen humor que ambos nos dedicaron para demostrarnos la larga y profunda amistad de los dos cantautores.
Salvando las enormes y trascendentes distancias con los dos genios musicales, en nuestro pequeño mundo caraqueño así me siento con mi amigo Sumito. No necesitamos vernos ni hablar por teléfono para saber como estamos, ni compartir cada momento de ocio con las familias, pero sin darnos cuenta, sin planearlo terminamos montando un nuevo encuentro que siempre acaba siendo una fiesta para ambos, afortunadamente en la mayor parte de estas ocasiones nos acompañan muchas personas que ambos queremos y respetamos y que conforman "la mafia" de nuestros afectos.
En el trabajo no hacemos negocios juntos pero me encanta vivir lo que hace y que disfrute de mis propuestas. Más de uno parece creer que tenemos montado el show y que nos conjuramos para marcar un territorio o controlar la vida de los demás... hace tiempo decidimos no desmentir nada porque nos divierte hasta donde llegan las conjeturas de los necios. En la calle cada uno tiene sus propios conciertos y en muchas ocasiones, sin querelo, acabamos juntos pero no revueltos en un escenario -normalmente yo de telonero, claro- que no nos olvidemos que él es Sumito aquí y en todas las fronteras de este amplio continente mientras yo soy un pequeño trobador que canta coplas de aceite y contrapuntea con vinos y rosas.
Sumito tiene un carácter conciliador más parecido al de mi compatriota Serrat y yo tengo más fama de canalla y "mala junta" como Sabina... será porque el cuida de los estómagos en su negocio mientras que yo soy un rompe higados con el mío... para que esconderlo, a la vista está su estilizado figurín en contraste con mi oronda figura.
Lo que nos une, es que ninguno entiende la vida sin los sueños y lo más emocionante es que en nuestra amistad no existe aquella fatalidad del poeta deprimido que se calaba que la vida es sueño y los sueños son, para nosotros siempre se convierten en realidad y si no la ganamos, almenos la empatamos.
Salvando las enormes y trascendentes distancias con los dos genios musicales, en nuestro pequeño mundo caraqueño así me siento con mi amigo Sumito. No necesitamos vernos ni hablar por teléfono para saber como estamos, ni compartir cada momento de ocio con las familias, pero sin darnos cuenta, sin planearlo terminamos montando un nuevo encuentro que siempre acaba siendo una fiesta para ambos, afortunadamente en la mayor parte de estas ocasiones nos acompañan muchas personas que ambos queremos y respetamos y que conforman "la mafia" de nuestros afectos.
En el trabajo no hacemos negocios juntos pero me encanta vivir lo que hace y que disfrute de mis propuestas. Más de uno parece creer que tenemos montado el show y que nos conjuramos para marcar un territorio o controlar la vida de los demás... hace tiempo decidimos no desmentir nada porque nos divierte hasta donde llegan las conjeturas de los necios. En la calle cada uno tiene sus propios conciertos y en muchas ocasiones, sin querelo, acabamos juntos pero no revueltos en un escenario -normalmente yo de telonero, claro- que no nos olvidemos que él es Sumito aquí y en todas las fronteras de este amplio continente mientras yo soy un pequeño trobador que canta coplas de aceite y contrapuntea con vinos y rosas.
Sumito tiene un carácter conciliador más parecido al de mi compatriota Serrat y yo tengo más fama de canalla y "mala junta" como Sabina... será porque el cuida de los estómagos en su negocio mientras que yo soy un rompe higados con el mío... para que esconderlo, a la vista está su estilizado figurín en contraste con mi oronda figura.
Lo que nos une, es que ninguno entiende la vida sin los sueños y lo más emocionante es que en nuestra amistad no existe aquella fatalidad del poeta deprimido que se calaba que la vida es sueño y los sueños son, para nosotros siempre se convierten en realidad y si no la ganamos, almenos la empatamos.
LA foto es molt maca! Quina enveja de dinar
ResponderEliminarQue bueno Uri, es genial como narras las vivencias. Felicidades a ambos, cada uno en sus niveles son lo maximo.
ResponderEliminarBesos
Andreina (la cuñi)
Yo fuí a ese concierto y tienes razón la buena honda de los dos personajes fué lo mejor de la noche.
ResponderEliminarTe felicito a tí y al chef Sumito por la labor que cada uno hace por demostrar que lo mejor está en casa, VENEZUELA, y dejar nuestro nombre muy en alto.
PATRICIA C.
Un somni es ilusió. No la perdis mai uri. No saps la sort que tens! Besitos i felicitats pel post !
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