Dos atalayas dominan las alturas de Rio de Janeiro, el Pao de açucar y el Cristo del Corcovado. Ambas cimas se miran, una a cada lado de la ciudad, y nos ofrecen dos panoramas inigualables de la especial naturaleza donde se asienta Rio. Para disfrutar de la vista recomiendo el Pan de Azúcar a primera hora de la mañana para tener el Sol a la espalda y gozar de la vista hacia el oeste. Todo lo contrario con las alturas del Corcovado en la proa del parque nacional de Tijuca, deberiamos ir por la tarde para dejar que el Sol cubra su recorrido y mirar hacia el este con todo lujo de detalles para ver la ciudad desde la trastienda y gozar de la particular estampa de una de las ciudades más seductoras del mundo desde las alturas.
Rio de Janeiro desde el Cristo del Corcovado
Rio de Janeiro desde el Pao de Açucar
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