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Comida casera china en El Dorado: lo que me faltaba en Panamá

Mi pasión por la gastronomía de China viene de muy antiguo. Cuando eramos niños me fascinaba visitar aquellos restaurantes decorados como en las películas de Bruce Lee en las escasas ocasiones en que mis padres decidían por esta alternativa, en las postrimerías de los 70 y durante los primeros 80 la oferta de comida oriental en Barcelona era escasa.
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Posteriormente se popularizó como alternativa al fast food norteamericano y aquella cultura gastronómica milenaria se vanalizó para ofrecer su peor cara como oferta barata y comida para llevar, como después, en los noventa pasó con la comida japonesa. En Barcelona quedaron para mi deleite un par de lugares con un concepto distinto, con propuestas más auténticas, uno en la calle Brusi esquina con calle Balmes, el segundo en Mariano Cubí con Aribau, ambos en el distrito de Sant Gervasi.
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Mi percepción sobre la riqueza, profundidad y sofisticación de la cocina china cambió definitivamente en los primeros años de la década de los noventa gracias a mis estancias en Japón, concretamente gracias a las visitas a los increibles restaurantes del Barrio chino de Yokohama, descubrir lo que se podría llamar la alta gastronomía china fue tan impactante como aprender todos los secretos de la cultura culinaria de Japón. Dos mundos paralelos, tan distintos pero asociados en algo vital, la motivación de todos los sentidos en la mesa.
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Pero faltaba algo para un balance perfecto, faltaba descubrir la comida casera y familiar, el fogón diario, el que nos invita a reiterar y repetir un plato amado. Eso sucedió en Barcelona gracias a mi recordada amiga Lao Yan Ping, esta creativa diseñadora de moda afincada en Barcelona fue el cicerone en mi propia ciudad para descubrir secretos muy ocultos, los restaurantes donde se preparaba la comida casera, la de toda la vida, para la comunidad China de Barcelona.
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Entre todos, el que más me gustó fue el Chino de la calle Girona frente a los cines Lauren y durante los siguientes años fue posiblemente el restaurante que más veces he visitado en Barcelona ya que afortunadamente mi esposa comparte, quizás enaltece incluso más que yo, los placeres por aquellos fogones. Como olvidar la maestría en el salteado y la cocción de las verduras, en ninguna otra gastronomía del mundo gozo tanto los vegetales, siendo como soy tan esquivo a lo vegetariano y tan obseso por la grasa, quizás solo se equipara en placer a lo que riojanos y navarros son capaces de hacer con sus borrajas, alcachofas, pimientos y espárragos...
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Uno puede cambiar de país y de vida, pero los viejos vicios y pasiones nos acompañan siempre en la maleta. Al trasladar la residencia familiar a América Latina, no tardé en buscar las raices chinas y afortunadamente descubrimos muy pronto la concentración culinaria en la zona de "los chinos de El Bosque" de Caracas, disfrutamos en familia y poco a poco la mesa se hizo más grande a medida que estrechamos lazos con amigos que hoy son incondicionales en los afectos y por tantos desayunos y almuerzos compartidos. En unas pocas cuadras se concentraba una amplia oferta alrededor del club chino, además de deleitarnos con la oferta culinaria, soliamos comprar en el mercado distintas verduras chinas para preparar salteadas y con ajo, además de ingredientes deshidratados para hacer sopas en casa.
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Al llegar a Panamá no tardamos en descubrir el delicioso restaurante del edificio Evergreen al lado del Atlapa, pero faltaba el complemento casero. La comunidad china en Panamá es muy numerosa y gran parte de ella con arraigos profundos en el país con 3 o 4 generaciones a cuestas. Su protagonismo en el comercio es vital y en la capital sus comercios al por mayor y al detal se concentran en el sector de El Dorado. Recientemente las puertas del cielo volvieron a abrirse para nosotros en cuanto empezamos a indagar la oferta restauradora en este sector de la ciudad, hay lugares como en los alrededores del centro empresarial Miami donde quizás encontramos más de 20 restaurantes de comida casera. En estos momentos estoy en plena fase de descubrimiento y disfrute de lo que cada uno me ofrece. Se podría decir que nuestra integración en Panamá pareciera completarse en lo que a mesa y mantel se refiere.
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Comentarios

  1. Hola Oriol, sóc una barcelonina que està vivint a ciutat de Panamà desde fa un parell de mesos, i m'he trobat amb el teu blog per casualitat. La veritat és que estava buscant informació sobre Isla Grande i per sort he llegit fins al final els dos posts... i la veritat és que sembla que pinta bé, no? Aquesta setmana vé la meva mare desde Barcelona, no és massa gran, té 63 anys, però no és una "àgil aventurera"... ¿creus que Isla Grande és un lloc adequat per anar-hi amb una persona de la seva edat? Per cert, la meva parella i jo som dos amants de la bona cuina... m'encantaria preguntar-te sobre els millors llocs per menjar a la ciutat... Moltes gràcies!

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  2. Benvolguda Sara, és un plaer saber que la petita familia barcelonina de Panamá segueix creixent. Si seguim així d'aqui a quatre dies acabarem fundant la coral sant jordi !!!!

    T'animo a que visitis isla grande, el que has de tenir molt present es que anant amb la mare, el millor es fer estancia al BANANAS RESORT ja que es perfecte per una estancia tranquila. Per un cap de setmana es perfecte, sobretot si arribes a la tarde del divendres.

    L'altra cosa interessant que pots fer es visitar Portobelo i les fortaleses espanyoles, es molt maco i queda a mig camí de colon a isla grande.

    Si vols que parlem i entrem mes en contacte em pots donar el teu correu i trobarem la oportunitat de conèixer-vos.

    Si jo soc el Català del vi a Panamà, també hauries de anar a conèixer el chef Pere Masoliver, barceloní com nosaltres, ell te un restaurant que es diu Can Masoliver al costat del parque Andres Bello a la zona de El Cangrejo.

    Ja xerrarem de les altres bones opcions gastronòmiques, et donc la més cordial benvinguda.

    una abraçada,
    Oriol

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