En numerosas ocasiones he aprovechado este espacio de expresión personal y la poca o mucha relevancia que pueda albergar para "hacer política", para argumentar las causas que atesoro como es mi sentimiento catalanista y también para ofrecer mi punto de vista en contra de aquellas políticas que adverso como puede ser el caso bolivariano que tan bien he podido palpar gracias a mis años vividos en Venezuela.
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Como en todo conflicto de intereses, las opiniones que pueda expresar no servirán para cambiar la mentalidad de los polos opuestos a mis creencias o pensamientos, pero si creo que existen mayorías silenciosas cuya posición en ciertos temas no es radical ni polarizada, si acaso en esas mayorías lo que puede imperar es la búsqueda de razones que expliquen la raiz profunda de los desencuentros y para ello es vital alimentarse de información nacida desde las trincheras de cada bando. A partir de este contraste inteligente, uno puede acabar formando una opinión mucho más consciente sobre una realidad con múltiples caras.
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Hoy el ejercicio que me apetece descrifrar es el del "anticatalanismo", el "problema catalán" o la "catalanofobia", y la inspiración es un artículo en el Diario Español EL PAIS titulado "la ingrata conducta del pueblo Catalán" escrito por el historiador Joan B. Culla i Clarà. Pueden leerlo al pinchar sobre el título del artículo.
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En dicho artículo se hace un repaso de los profundos desencuentros políticos entre España y Catalunya desde el Siglo XVII con motivo de un nuevo auge de dicho sentimiento anticatalan motivado por la aprobación del nuevo modelo financiero que resitúa las relaciones económicas entre el gobierno central y las regiones, un modelo con tendencia a la descentralización reclamado largamente desde Catalunya y cuya aplicación es extensible para el resto de comunidades autónomas.
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En medio de este proceso se ha culpado de nuevo a los catalanes de casi todos los males de España, una práctica cíclica que a lo largo de la historia se ha demostrado tremendamente efectiva en lo que a crédito electoral se refiere a la hora de buscar votos en los hogares del resto del país. El artículo está trufado de ejemplos espectaculares de catalanofobia, uno de los más espectaculares las citas de Quevedo "son los catalanes aborto monstruoso de la política", o "el catalán es la criatura más triste y miserable que Dios crió"...
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