El concepto de los rodizio brasileños es magnífico en la teoria para aquellos que comen con los ojos. No deja de ser una obra de magia al estilo David Copperfield entrar en un restaurante y comprobar que la comida es infinita, que nunca se acaba y parece surgir del cuerno de la abundancia o caida como maná del cielo.
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Si el precio que hay que pagar por asistir al festín es moderado, nos frotamos las manos y babeamos ante la expectativa sin siquiera haber empezado. Solo hace falta que la ilusión de las pupilas se transforme en una realidad tangible para las papilas, es el gran reto de este tipo de ofertas.
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En materia de rodizios tengo el listón alto por la visita a Porçao, el más famoso de Rio de Janeiro, y también por uno que hay en la autopista de Caracas a Maracay en Venezuela, ambos con una calidad en las carnes incontestable. En el caso de Os segredos da carne ya van 3 visitas desde su apertura, la primera exitosa por la novedad y el punto de cocción de las carnes, la segunda decepcionante por culpa de carnes excesivamente hechas.
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La tercera y más reciente sirvió para reconciliarme por completo porque comprobé un crecimiento en la calidad de la oferta del bufet de entrantes, incluso ofrecían ostras de Nueva Zelanda, los camarones hervidos y servidos en frío, como en Andalucia, me encantaron y la colección de ensaladas y ceviches se suman a la lista de satisfacciones.
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Llegados a la parte esencial, el servicio de carnes, ya he aprendido a decir que no a los convincentes meseros con aquellos cortes que no me apetecen después de un primer ensayo. Repito solo con los mejores. Son meritorios los acompañantes en forma de rebozados, como el plátano dulce, simplemente excelente.
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La relación calidad / precio depende en este caso del hambre que tengamos y la capacidad para tragar y tragar sin parar. En mi caso siempre doy beneficios a la propiedad ya que a mi las bacanales romanas me provocan demasiado pronto saciedad.
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Si el precio que hay que pagar por asistir al festín es moderado, nos frotamos las manos y babeamos ante la expectativa sin siquiera haber empezado. Solo hace falta que la ilusión de las pupilas se transforme en una realidad tangible para las papilas, es el gran reto de este tipo de ofertas.
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En materia de rodizios tengo el listón alto por la visita a Porçao, el más famoso de Rio de Janeiro, y también por uno que hay en la autopista de Caracas a Maracay en Venezuela, ambos con una calidad en las carnes incontestable. En el caso de Os segredos da carne ya van 3 visitas desde su apertura, la primera exitosa por la novedad y el punto de cocción de las carnes, la segunda decepcionante por culpa de carnes excesivamente hechas.
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La tercera y más reciente sirvió para reconciliarme por completo porque comprobé un crecimiento en la calidad de la oferta del bufet de entrantes, incluso ofrecían ostras de Nueva Zelanda, los camarones hervidos y servidos en frío, como en Andalucia, me encantaron y la colección de ensaladas y ceviches se suman a la lista de satisfacciones.
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Llegados a la parte esencial, el servicio de carnes, ya he aprendido a decir que no a los convincentes meseros con aquellos cortes que no me apetecen después de un primer ensayo. Repito solo con los mejores. Son meritorios los acompañantes en forma de rebozados, como el plátano dulce, simplemente excelente.
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La relación calidad / precio depende en este caso del hambre que tengamos y la capacidad para tragar y tragar sin parar. En mi caso siempre doy beneficios a la propiedad ya que a mi las bacanales romanas me provocan demasiado pronto saciedad.
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