¿Cómo pides la cuenta en un restaurante? De Barcelona a Toquio, de Nueva York a Buenos Aires, a menos que el camarero esté a nuestro lado y verbalicemos la petición, el signo que realizamos es un código fundamental de la cultura humana global: los dedos pulgar e índice unidos acompañado del movimiento rápido y en vaivén de la mano con el brazo ligeramente alzado hasta conseguir la atención y asentimiento del servicio del restaurante... por mucho que le doy vueltas, no encuentro otro signo gestual más universal y difundido que este, posiblemente solo superado por el SI o el NO gesticulado con la cabeza al comprobar si el contenido de la cuenta es el esperado.
Jamás imaginé que una negación pudiera ser tan positiva. Cuando se dice sí, parece que las cosas tengan que fluir, cuando es que no, que tengan que paralizarse. Pero eso sólo es un espejismo. El no es muy poderoso; es un potente motor para el cambio que permite revisar y volver a construir desde otro punto de vista, gracias a él, todo se mueve y se reorganiza, se renuevan las almas y se activan nuevas miradas para construir otras realidades. Muchos besitos desde Barcelona. Anna Serra.
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