Hace una semana asistí al bautizo de Tocar Fuego en Café Atlantique, fue mi primera visita al restaurante aunque el formato de esa noche era una fiesta social. Hoy regresé para almorzar con Jordi Miró y su amigo Juan Carlos Delgado, socio del restaurante. Conocer en directo la cocina de Laurent Cantineaux era una de las perlas que tenía guardadas en el zurrón de mi curiosidad... me encanta administrar con paciencia el descubrimiento de nuevas experiencias gastronómicas. Si nuestra Caracas culinaria es una margarita, me encanta deshojarla sin prisas, y cuando uno de sus pétalos me conquista entonces sitúo todos los focos en ella para insistir en las siguientes fechas para conocer a fondo su propuesta.
Esto sucedió hoy, me dejé guiar por Juan Carlos, quien mejor que él conoce los secretos y verdades de estos fogones, por lo que pude ver, es un inconformista y perfeccionista nato que exige el máximo empeño y detalle como si fuera el mejor cliente de la casa. Quiso que empezara por la selección más clásica de la casa, los platos que son una referencia de la identidad del restaurante. Pude disfrutar de una selección que rompe esquemas por su sencillez y elegancia, sin estridencias ni contrastes demoledores, todo lo contrario, una armonía y equilibrio llenos de seducción.
Hoy comí en Caracas y en mi boca se reproducía La Bohème de Puccini, por un instante era el poeta Rodolfo escuhando a Maria Callas cantar aquello de "Si, mi chiamano mimi"... Olvidé en una bella tarde que afuera el tráfico saturaba la Francisco de Miranda, nadie pudo convencerme que en ese momento no estábamos en un pequeño bistrot del Quartier Latin
Laurent, muchas gracias por este viaje, solo deseo que sea mañana para que mi mujer también pueda sentirlo.
Esto sucedió hoy, me dejé guiar por Juan Carlos, quien mejor que él conoce los secretos y verdades de estos fogones, por lo que pude ver, es un inconformista y perfeccionista nato que exige el máximo empeño y detalle como si fuera el mejor cliente de la casa. Quiso que empezara por la selección más clásica de la casa, los platos que son una referencia de la identidad del restaurante. Pude disfrutar de una selección que rompe esquemas por su sencillez y elegancia, sin estridencias ni contrastes demoledores, todo lo contrario, una armonía y equilibrio llenos de seducción.
Hoy comí en Caracas y en mi boca se reproducía La Bohème de Puccini, por un instante era el poeta Rodolfo escuhando a Maria Callas cantar aquello de "Si, mi chiamano mimi"... Olvidé en una bella tarde que afuera el tráfico saturaba la Francisco de Miranda, nadie pudo convencerme que en ese momento no estábamos en un pequeño bistrot del Quartier Latin
Laurent, muchas gracias por este viaje, solo deseo que sea mañana para que mi mujer también pueda sentirlo.
Me alegro te gustase. Avísame cuando vayas a ir con Selva, que nos apuntamos.
ResponderEliminarserá molt aviat, he generat l'espectativa a la meva dona !!!!!
ResponderEliminarNo puedo dejar de comentar este post... tan musical. Y eso de la musica es coincidencial, porque ahora mismo estoy en Viena formando parte de la Schola Cantorum de Caracas y un emsamble de Camara de la Orquesta Simon Bolivar, para el estreno de una opera contemporanea, en el marco del cierre del anho mozart:
ResponderEliminarhttp://www.newcrownedhope.org/index.php?id=101&L=2
Y de pronto recorde que hace dias que no lo leo y que me encantaria saber si conoce algun lugar aqui en Viena de esos que no puede uno perderse,para que la velada no este solo llena de mozart y de klimt sino tambien de olores y sabores inolvidables.
Abrazo