És Bonic L'Empordà

el monasterio de Sant Pere de Rodes en el punto más elevado del mazizo del cabo de creus

La villa de Cadaqués és la punta más oriental de la península ibérica y famosa en la historia del arte por haber sido lugar de encuentro de los surrealistas al abrigo de Salvador Dalí

un ejemplo clásico del Mar i Muntanya tradicional de Catalunya, "Pollastre amb escamarlans i closques" (Pollo con cigalas, caracoles y mejillones)

la gamba roja de Palamós, el manjar más valorado de l'Empordà

Cuando vivía en Catalunya y cada vez que vuelvo a visitar mi tierra, muchos fines de semana nos trasladamos a la residencia que mi familia tiene en la población de Calonge en el centro de la prestigiosa y turística Costa Brava de la provincia de Girona. Ahora que estamos a punto de entrar en el verano europeo me apetece recomendaros un viaje muy especial: La Costa Brava catalana donde se une lo mejor del mar y de la tierra tanto en la gastronomía como en el resto de los placeres de la vida.

Las comarcas de l'Empordà son maravillosas, los pueblos del interior recuerdan a la elegancia de la Toscana y la costa destaca por sus acantilados trufados por pinos y pequeñas calas. Los pueblos de mar se dedicaron siempre a la pesca hasta que triunfó el turismo de masas, hoy en día lugares como Platja d'Aro, Lloret de Mar o Roses carecen de cualquier encanto y gran parte de la linea de mar está ocupada por urbanizaciones que han quebrado el entorno natural.

Pero la costa brava todavía tiene muchos secretos bellisimos, pueblos pintorescos y auténticos como los del Cabo de Creus a pocos kilometros de Francia, Pasé mis veranos de adolescencia en El Port de la Selva y desde sus casitas blancas pude aprender a disfrutar de la pesca, de la recolección de mariscos y a conocer otros lugares increibles como Cadaqués, cuna del surrealismo de Salvador Dalí, o el fabuloso monasterio de San Pere de Rodes en el centro del cabo con la mejor la vista panorámica de todo el país: al norte divisamos la costa francesa y la cordillera de los Pirineos, al este el cabo serpentea con el azúl del mar, al sur se muestra esplendoroso el golfo de Roses y casi se divisa El Bulli de Ferran Adrià en la cala Montjoi y al oeste se abre la especial llanura Empordanesa y las espectaculares viñas y olivos de la comarca.

En mi infancia me fascinaba el misterio que encerraba el pueblo de Port-Bou, el último de Catalunya antes de pasar la frontera por la escarpada costa, en su punto más elevado estaba un puesto fronterizo único desde donde se divisaban ambos paises, al otro lado Colliure nos esperaba y la tumba del poeta Antonio Machado era el símbolo del exilio por el conflicto civil que destrozó a España a finales de los años 30. Ambos pueblos vivian de sus enormes estaciones de ferrocarril donde todos los pasajeros debían hacer transbordo desde el tren español al francés o viceversa debido al ancho de via distinto que España tiene en relación al estandar mundial.

Hacia el sur, al final del golfo de Roses encontramos las ruinas d'Empuries, la que fue la primera colonia griega en la península y posteriormente un importante puerto romano, son visibles los restos del puerto y la urbe de ambas colonias imperiales, muy cerquita el pueblo de Sant Martí d'Empuries ideal para relajarse y comer muy bien. También es obligado el paso por la población pesquera de L'Escala famosisima por producir las mejores anchoas en salazón de toda España con el permiso de Santoña. Hacia el interior dos pueblos nos enseñan la majestuosidad de la Catalunya medieval, quizá el periodo más próspero de la historia del país, Pals y Peretallada con sus calles empedradas y la belleza de sus construcciones reconfortan al visitante. La gastronomía de estos parajes es responsable del concepto más internacional de la cocina catalana, el "Mar i Muntanya" recetas centenarias que combinan pescado y marisco con frutas, verduras y especialmente con carnes de pollo, pato o cerdo.

Muy cerca podemos vivir como reyes en uno de los hotelitos con más encanto que conozco, el Mas de Torrent donde la cocina es de capital importancia y de ello puede hablar el chef venezolano Enrique Limardo.

Si en mis años de adolescencia calme mis inquietudes en El Port de la Selva el terruño del Alt Empordà, años más tarde recuperé la pasión empordanesa en una nueva localidad situada en el Baix Empordà, a poco más de hora y media de Barcelona, Calonge, en el centro de la costa brava y al lado de las dos ciudades más interesantes de la comarca: Palamós como el puerto pesquero más importante y Palafrugell centro neurálgico de la idiosincrasia empordanesa y referencia para el mundo del vino por producir corchos de gran prestigio. Conozco cualquier lugar que trate con mimo la cocina y he disfrutado en familia de todos sus rincones. No es imperioso gastar mucho dinero en los restaurantes de más fama, el lugareño sabe donde una familia de pescadores tiene su pequeño restaurante y preparan el pescado y el marisco como nadie.

Los viernes por la tarde saliamos muy pronto de Barcelona para llegar a tiempo a la subasta del pescado en Palamós, era un gozo ver salir aún vivos las doradas, pagells, lubinas y rapes, los calamares con sus colores aún mutantes y sobretodo esperábamos con los ojos bien abiertos las bandejas de gambas de palamós que junto a las galeras, llagostins y escamarlans (cigalas) forman el cuarteto de crustaceos de mi vida... no le cambio a nadie un kilo de gamba de palamós por uno de langosta o bogavante... si acaso solo compite con el Llagostí del Delta del Ebro.

Para los que amamos el Mar Mediterraneo Palamós es buen lugar para anclarse, ciudad y pueblo a la vez, muy cerca de parajes únicos como Cap Roig o el Faro de San Sebastià y de otros pueblitos maravillosos como Calella de Palafrugell, LLafranc o Tamarit... al caer la noche en los meses de verano mientras terminamos un plato de gambas de palamós escucharemos a lo lejos el vaivén de los coros de pescadores, las habaneras de la Costa Brava, y terminaremos el paseo con el sabor de un buen ron "cremat" que nos hará recordar que entre Catalunya y América los lazos son irrompibles.

El meu avi va anar a Cuba
a bordo del "Català"
el millor barco de guerra
de la flota d'ultramar.

El timoner i el nostre amo
i catorze mariners
eren nascuts a Calella
de Palafrugell.

Quan el "Català" sortia a la mar
els nois de Calella feien un cremat
mans a la guitarra solien cantar:
Visca Catalunya. Visca el "Català!