Hace unos años Angelina Carrucha y Sam Sonite se conocieron en la cinta transportadora del aeropuerto internacional de Miami. Sam se había fijado en ella en la bodega del avión, era muy elegante con un estampado de flores cautivador, el, serio y formal, no se quitaba nunca el traje de cuero. Después de dar varias vueltas en el tiovivo de recogida de maletas, ninguno de sus dueños apareció y ambos quedaron frente a frente en un depósito. tuvieron la fortuna de pasar tres meses juntos y se enamoraron perdidamente el uno del otro.
Meses después conseguian ser inseparables ya que en subasta pública un señor de Miami adquirió el lote completo. En el armario concebieron a sus tres hijos: Baúl era un niño voluminoso y poco agraciado, la pequeña necesser era simpática y muy dispuesta a ayudar, y Maletín, el mediano era pequeño pero muy listo, lleno de dobles fondos y cremalleras, su personalidad se parecía a la del padre en elegancia y a la de la madre en comodidad.
Baúl era un soñador, siempre estaba metido en los recuerdos y acabo soltero y muy solo en el desván de la casa. Necesser tuvo una vida corta, un dia la olvidaron en un hotel del caribe junto a la pasta dentífrica y al desodorante... nunca más se supo de ella. Maletín, en cambio, tuvo un ascenso meteórico, siendo todavía un adolescente, el amo de la casa ya se lo llevaba siempre de viaje y se cuidaba mucho de no perderlo. Incluso tenía una clave numérica de última generación que le hacía ser muy discreto.
En momentos muy especiales el amo le tenía tanto aprecio que lo llenaba de papelitos bien ordenaditos con numeritos. En esas ocasiones hacia tooooodo el viaje abrazadito y pegadito al pecho de su amo... ¡ Como le quería su amo !, pensaba Maletín, sentía incluso el rápido latir de su corazón pegado a él. Cuando su amo lo abría todo el mundo lo recibía con mucha alegría.
Maletín viajó por todo el mundo y cuentan que un día se convirtió en una gran celebridad, se habló mucho de él y pensó que todavía sería más feliz... pero una mañana se encontró solo, muy solo, en una pequeña habitación y encerrado en una bolsa de plástico. Espero varios días pero ni su amo ni nadie fue a recogerlo... lo habían olvidado para siempre.
Varios años después el hijo de un juez lo encontró en un rincón, su padre se lo regaló y el niño lo llenó de juguetes y caramelos. Maletín era ya un anciano y se emocionó por volver a ser útil en el ocaso de su vida, esa mañana una lágrima cayó en la arena del parque infantil.
Meses después conseguian ser inseparables ya que en subasta pública un señor de Miami adquirió el lote completo. En el armario concebieron a sus tres hijos: Baúl era un niño voluminoso y poco agraciado, la pequeña necesser era simpática y muy dispuesta a ayudar, y Maletín, el mediano era pequeño pero muy listo, lleno de dobles fondos y cremalleras, su personalidad se parecía a la del padre en elegancia y a la de la madre en comodidad.
Baúl era un soñador, siempre estaba metido en los recuerdos y acabo soltero y muy solo en el desván de la casa. Necesser tuvo una vida corta, un dia la olvidaron en un hotel del caribe junto a la pasta dentífrica y al desodorante... nunca más se supo de ella. Maletín, en cambio, tuvo un ascenso meteórico, siendo todavía un adolescente, el amo de la casa ya se lo llevaba siempre de viaje y se cuidaba mucho de no perderlo. Incluso tenía una clave numérica de última generación que le hacía ser muy discreto.
En momentos muy especiales el amo le tenía tanto aprecio que lo llenaba de papelitos bien ordenaditos con numeritos. En esas ocasiones hacia tooooodo el viaje abrazadito y pegadito al pecho de su amo... ¡ Como le quería su amo !, pensaba Maletín, sentía incluso el rápido latir de su corazón pegado a él. Cuando su amo lo abría todo el mundo lo recibía con mucha alegría.
Maletín viajó por todo el mundo y cuentan que un día se convirtió en una gran celebridad, se habló mucho de él y pensó que todavía sería más feliz... pero una mañana se encontró solo, muy solo, en una pequeña habitación y encerrado en una bolsa de plástico. Espero varios días pero ni su amo ni nadie fue a recogerlo... lo habían olvidado para siempre.
Varios años después el hijo de un juez lo encontró en un rincón, su padre se lo regaló y el niño lo llenó de juguetes y caramelos. Maletín era ya un anciano y se emocionó por volver a ser útil en el ocaso de su vida, esa mañana una lágrima cayó en la arena del parque infantil.
oriol tenemos que recojer tus post en una publicacion...
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