No tengo palabras para describir la experiencia del sábado por la noche... otra velada de grandes vinos y muchas más cosas que contaré en un próximo post... si hace unos pocos días tuve una experiencia con grandes vinos de burdeos a partir de un Cirsion 2005 de la Rioja, ayer el juego fue muy distinto, totalmente opuesto en el concepto pero con un nivel de diversión desbordante.
Fuimos invitados por la familia política de mi querido amigo Jordi Miró a una parrilla en su casa para celebrar cosas, estos encuentros ya son para mi esposa y yo considerados como reuniones en familia. En ellos el vino ocupa un espacio muy destacado gracias al trío de fanáticos que nos reunimos: Jordi Mirò, su cuñado Luis Felipe Urbaneja y yo. La motivación de los tres es agasajar a los demás con curiosidades inolvidables... ayer noche el viaje fue único, un recorrido ecléctico que reunió vinos de los más diversos orígenes pero con un final apoteósico:
Empezamos por España, con el Finca Terrerazo 2002 de Bodega Mustiguillo, una de las que representamos en Venezuela, de origen Valenciano y de enorme prestigio por haber recuperado la variedad histórica del levante español, la Bobal, la bodega ha obtenido la calificación de V.T. El Terrerazo, paso previo para ser reconocida como Denominación de Origen. Estaba fabuloso, oscuro, practicamente azul, potente y muy bien ajustado para las morcillas y chorizos que nos comimos.
Con la aparición de la punta trasera cambiamos de tercio para probar un vino de Argentina de los que traje en la maleta después de mi periplo mendocino, concretamente el colección privada 2004 de la familia de la Bodega Antucurá de Vista Flores en el Valle de Uco, un cabernet sauvignon - merlot para gozar del lado salvaje de la fruta, un ejemplo perfecto del mensaje que he querido transmitir sobre el valor del vino argentino... fruta, fruta, fruta, que maravillosa fruta. Atancando la segunda punta trasera, viramos al norte, tan al norte que llegamos a los viñedos del Estado de New York para degustar The Grapes Of Roth Merlot 2001 de la región de Long Island que tuvo la desgracia de aparecer después del éxtasis frutal ya que nos pareció con un exceso de roble, afortunadamente en la anterior parrilla dedicada exclusivamente a vinos de los Estados Unidos, este vino demostró todas sus cualidades siendo el mejor de una cata de 5 vinos de New York.
De regreso a Europa hicimos breve parada en Italia para abrir un chianti que no debería haber sido invitado, pero fue útil para nuestros propósitos más maquiavélicos que no eran otros que dejar "respirar" a los dos franceses que nos esperaban... el primero fue un Chateau Latour 1998 del que no sabiamos que esperar en una añada poco destacada. Lo mejor de este primer cru classé de Pauillac se hizo esperar, más de 40 minutos en la copa transformaron un inicio de matices de sotobosque, trufas y musgo a un recorrido cargado de recuerdos animales, donde dominaba el cuero y el establo en una nariz larga, sutil y cálida.
Pero lo mejor llegó a continuación, una obra de arte inconmensurable de E.Guigal con el cuvée La Turque 2001 Côte Brune de Côte Rôtie... joven ? quizás para los puristas debiamos esperar a futuros encuentros, pero en este caso la juventud fue un divino tesoro. Como en el mundo del vino el mejor es el que más nos gusta y en la circunstancia concreta en que uno lo degusta... simplemente la noche del sábado el Guigal Côte Rôtie La Turque 2001 obtuvo en mi corazón el íntimo e intransferible título de "Mi vino del año 2007"... No existe un método científico para que un vino ocupe este preciado reconocimiento personal... se siente de forma inmediata como un amor a primera vista, destaca por encima de todos, como en el 2006 lo hizo el Flor de Pingus 1999 por su evocación imaginaria de la entrepierna de Nicole Kidman en Moulin Rouge o un año antes el Ex Ex 4 2001 de Castillo Perelada por ser un viaje aromático al subsuelo de un terruño pizarroso profundamente mineral que conjugaba con raices húmedas.
La Turque 2001 del sábado, compuesto por un 93% de syrah y un 7% de Viognier y criado en barricas nuevas durante 42 meses me desarmó por completo gracias a una complejidad en aromas que buceaba entre frutas rojas finisimas, especias oscuras y maderas nobles de muebles olvidados en un anticuario, superaba al viajo barniz de un piano de cola que surgió de un Barolo del 75 catado a ciegas... Yo aparto demasiadas veces de mi gusto personal las maderas dominantes de muchos vinos con menos de 10 años porque me parecen previsibles y aburridas, por eso enloquezco cuando el valor de la aportación de la crianza desemboca en magia y evocación de la memoria perdida.
La bodega Etienne Guigal fundada en 1946 en el centro de Côte Rôtie, en la punta norte de Côtes du Rhône. El viñedo inicial ocupa una ladera con las clásicas terrazas vertiginosas tan adecuadas para hacer grandes syrah. Cuvées como La Mouline, La Landonne y La Turque ocupan el estrellato los vinos de mayor prestigio del Ródano. Junto a Chapoutier y Jaboulet, Guigal es un ejemplo de dinamismo y reputación en la región y actualmente poseen más de 180 hectáreas de viñedo en todo la ribera del ródano, de norte a sur, vinifica en Côte-Rôtie y Condrieu cerca de la bodega de Ampuis, en el centro de la región tiene presencia en Crozes-Hermitage, Hermitage y Saint-Joseph, y además de firmar etiquetas bajo la genérica Côtes du Rhône, llega incluso hasta la más cálida zona meridional de Châteauneuf-du-Pape.
Cualquier aficionado que siga con detalle los dictados de wine spectator o Robert Parker sabe que Guigal es uno de los valores más sólidos del mundo, de hecho la última vez que repase los rankings de Parker, Guigal con 15 etiquetas de 100 puntos, lidera de forma destacada esta clasificación, seguida por Chapoutier con 10, Chateau Latour, Lafite-Rothschild y Petrus con 9 de 100 puntos. El top ten lo completan Chateau Lafleur de Pomerol con 8, Chateau d'Yquem de Sauternes, Haut Brion y La Mission Haut Brion ambos de Pessac Leognan y Domaine Zind Humbrecht del Haut Rhin, Alsaciano con 6 etiquetas con la máxima calificación... ¿ son solo matemáticas, se trata unicamente de la visión subjetiva de Parker ?... puede ser, pero es que es mucho !!!
Al final apareció de no se sabe donde un magnífico Don Melchor que acompañó la música y el baile, regresabamos a la realidad de la mano de este grande de Chile para cerrar un viaje divertidisimo y heterodoxo.
Fuimos invitados por la familia política de mi querido amigo Jordi Miró a una parrilla en su casa para celebrar cosas, estos encuentros ya son para mi esposa y yo considerados como reuniones en familia. En ellos el vino ocupa un espacio muy destacado gracias al trío de fanáticos que nos reunimos: Jordi Mirò, su cuñado Luis Felipe Urbaneja y yo. La motivación de los tres es agasajar a los demás con curiosidades inolvidables... ayer noche el viaje fue único, un recorrido ecléctico que reunió vinos de los más diversos orígenes pero con un final apoteósico:
Empezamos por España, con el Finca Terrerazo 2002 de Bodega Mustiguillo, una de las que representamos en Venezuela, de origen Valenciano y de enorme prestigio por haber recuperado la variedad histórica del levante español, la Bobal, la bodega ha obtenido la calificación de V.T. El Terrerazo, paso previo para ser reconocida como Denominación de Origen. Estaba fabuloso, oscuro, practicamente azul, potente y muy bien ajustado para las morcillas y chorizos que nos comimos.
Con la aparición de la punta trasera cambiamos de tercio para probar un vino de Argentina de los que traje en la maleta después de mi periplo mendocino, concretamente el colección privada 2004 de la familia de la Bodega Antucurá de Vista Flores en el Valle de Uco, un cabernet sauvignon - merlot para gozar del lado salvaje de la fruta, un ejemplo perfecto del mensaje que he querido transmitir sobre el valor del vino argentino... fruta, fruta, fruta, que maravillosa fruta. Atancando la segunda punta trasera, viramos al norte, tan al norte que llegamos a los viñedos del Estado de New York para degustar The Grapes Of Roth Merlot 2001 de la región de Long Island que tuvo la desgracia de aparecer después del éxtasis frutal ya que nos pareció con un exceso de roble, afortunadamente en la anterior parrilla dedicada exclusivamente a vinos de los Estados Unidos, este vino demostró todas sus cualidades siendo el mejor de una cata de 5 vinos de New York.
De regreso a Europa hicimos breve parada en Italia para abrir un chianti que no debería haber sido invitado, pero fue útil para nuestros propósitos más maquiavélicos que no eran otros que dejar "respirar" a los dos franceses que nos esperaban... el primero fue un Chateau Latour 1998 del que no sabiamos que esperar en una añada poco destacada. Lo mejor de este primer cru classé de Pauillac se hizo esperar, más de 40 minutos en la copa transformaron un inicio de matices de sotobosque, trufas y musgo a un recorrido cargado de recuerdos animales, donde dominaba el cuero y el establo en una nariz larga, sutil y cálida.
Pero lo mejor llegó a continuación, una obra de arte inconmensurable de E.Guigal con el cuvée La Turque 2001 Côte Brune de Côte Rôtie... joven ? quizás para los puristas debiamos esperar a futuros encuentros, pero en este caso la juventud fue un divino tesoro. Como en el mundo del vino el mejor es el que más nos gusta y en la circunstancia concreta en que uno lo degusta... simplemente la noche del sábado el Guigal Côte Rôtie La Turque 2001 obtuvo en mi corazón el íntimo e intransferible título de "Mi vino del año 2007"... No existe un método científico para que un vino ocupe este preciado reconocimiento personal... se siente de forma inmediata como un amor a primera vista, destaca por encima de todos, como en el 2006 lo hizo el Flor de Pingus 1999 por su evocación imaginaria de la entrepierna de Nicole Kidman en Moulin Rouge o un año antes el Ex Ex 4 2001 de Castillo Perelada por ser un viaje aromático al subsuelo de un terruño pizarroso profundamente mineral que conjugaba con raices húmedas.
La Turque 2001 del sábado, compuesto por un 93% de syrah y un 7% de Viognier y criado en barricas nuevas durante 42 meses me desarmó por completo gracias a una complejidad en aromas que buceaba entre frutas rojas finisimas, especias oscuras y maderas nobles de muebles olvidados en un anticuario, superaba al viajo barniz de un piano de cola que surgió de un Barolo del 75 catado a ciegas... Yo aparto demasiadas veces de mi gusto personal las maderas dominantes de muchos vinos con menos de 10 años porque me parecen previsibles y aburridas, por eso enloquezco cuando el valor de la aportación de la crianza desemboca en magia y evocación de la memoria perdida.
La bodega Etienne Guigal fundada en 1946 en el centro de Côte Rôtie, en la punta norte de Côtes du Rhône. El viñedo inicial ocupa una ladera con las clásicas terrazas vertiginosas tan adecuadas para hacer grandes syrah. Cuvées como La Mouline, La Landonne y La Turque ocupan el estrellato los vinos de mayor prestigio del Ródano. Junto a Chapoutier y Jaboulet, Guigal es un ejemplo de dinamismo y reputación en la región y actualmente poseen más de 180 hectáreas de viñedo en todo la ribera del ródano, de norte a sur, vinifica en Côte-Rôtie y Condrieu cerca de la bodega de Ampuis, en el centro de la región tiene presencia en Crozes-Hermitage, Hermitage y Saint-Joseph, y además de firmar etiquetas bajo la genérica Côtes du Rhône, llega incluso hasta la más cálida zona meridional de Châteauneuf-du-Pape.
Cualquier aficionado que siga con detalle los dictados de wine spectator o Robert Parker sabe que Guigal es uno de los valores más sólidos del mundo, de hecho la última vez que repase los rankings de Parker, Guigal con 15 etiquetas de 100 puntos, lidera de forma destacada esta clasificación, seguida por Chapoutier con 10, Chateau Latour, Lafite-Rothschild y Petrus con 9 de 100 puntos. El top ten lo completan Chateau Lafleur de Pomerol con 8, Chateau d'Yquem de Sauternes, Haut Brion y La Mission Haut Brion ambos de Pessac Leognan y Domaine Zind Humbrecht del Haut Rhin, Alsaciano con 6 etiquetas con la máxima calificación... ¿ son solo matemáticas, se trata unicamente de la visión subjetiva de Parker ?... puede ser, pero es que es mucho !!!
Al final apareció de no se sabe donde un magnífico Don Melchor que acompañó la música y el baile, regresabamos a la realidad de la mano de este grande de Chile para cerrar un viaje divertidisimo y heterodoxo.
ALUCINANTE!!! Gracias por compartir estos momentos tan buenos y divertidos.
ResponderEliminargracias a ustedes por compartir tales momentos !
ResponderEliminar